Centros de Creación: el derecho a imaginar y crear – Iván Orellana y Daniel Hermosilla

Los Centros de Creación son espacios especialmente pensados para el despliegue de los derechos de la infancia y la juventud ratificados por Chile en el año 1990, y se presentan como una oportunidad única para el país, cree en la imaginación en niños, niñas y jóvenes y la estimula.

El Programa Centros de Creación del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, considera la construcción y/o remodelación de 15 espacios culturales, uno en cada región del país, antes del año 2018, los que estarán orientados al desarrollo de capacidades creativas de niños, niñas y jóvenes de 7 a 19 años a través de las artes, las ciencias, las tecnologías y la sustentabilidad ambiental. Para desarrollar esta red de centros, el Consejo de la Cultura cuenta con el apoyo del Consejo Nacional de la Infancia y de una mesa de expertos encabezados por el doctor Humberto Maturana.

 

Las primeras experiencias: Arica y Valdivia

Durante el año 2014 comenzaron a funcionar los Centros de Creación de las ciudades de Arica y Valdivia. Por el momento, estos han sido implementados en espacios transitorios ubicados en los centros urbanos, mientras los edificios definitivos entran en proceso de construcción y habilitación. En el caso de Valdivia, el Centro de Creación se instalará definitivamente en el Ex Terminal Ferroviario, en el Barrio Estación. El establecimiento será un nodo estratégico de la cultura, que generará redes que articulen y fortalezcan el panorama cultural, educativo, científico, tecnológico y sustentable de la región.

En Arica, el Centro de Creación funciona provisionalmente en pasaje Sangra 357, espacio que cuenta con una superficie de 384 metros cuadrados, cercana al paseo peatonal 21 de mayo y a la calle Sotomayor. Hasta la fecha, este centro ha realizado 36 talleres durante los meses de enero, febrero y marzo, con una alta participación de niños, niñas y jóvenes.

El objetivo de estos espacios es incentivar la participación e inclusión de los niños, niñas y jóvenes de distintas realidades socio-económicas, culturales y familiares, complementando el trabajo de colegios, liceos y centros de educación y el de la Reforma Educacional. Se espera también integrar a las comunidades en los procesos creativos fomentando el empoderamiento ciudadano a través de las culturas, la ciencia, las artes, la tecnología y la sustentabilidad ambiental, y reconocer las particularidades, identidades e intereses locales para vincularlas con las estrategias de desarrollo regional, recuperación de patrimonio e industrias creativas.

 

Financiamiento y próximos centros

Durante el año 2015 se implementarán los Centros de Creación transitorios de Coyhaique, Temuco, La Ligua y la comuna de San Joaquín en la Región Metropolitana. Esto implica que el proceso participativo en torno a los centros se desplegará durante el año, además del comienzo de una programación de actividades para cada uno de los espacios implementados. Durante el 2016 y 2017 se implementarán los centros de Iquique,  Punta Arenas, Calama, Vallenar, San Vicente de Tagua Tagua, Linares, Castro, Los Ángeles y La Serena. Se espera que en total los centros puedan dar cabida y formación a cerca de 63 mil niños, niñas y jóvenes al año, contemplando un presupuesto total de 21.652 millones de pesos para la aplicación completa de esta medida de gobierno para el período 2014-2018. Por su parte, el Centro de Creación de Arica contará con un  presupuesto anual de alrededor de 100 millones de pesos.

 

Metodologías de consulta y laboratorios creativos

Las Escuchas Creativas son una metodología de consulta especialmente diseñada para niños, niñas y jóvenes, que pretende ser la principal orientación de los Centros de Creación tanto a nivel programático, como en el diseño de su infraestructura. Por tal razón, este hito inaugural, que se realiza en los centros donde se implementará el programa, se traduce en la generación de un espacio de trabajo colectivo en torno a la creación, que permite retroalimentar información a la comunidad para la ejecución del Centro de Creación local.

En noviembre de 2014, se realizó la primera Escucha Creativa, en la cual participaron 70 niños, niñas y jóvenes de la ciudad de Arica. El proceso participativo tuvo como objetivo generar insumos para definir los lineamientos de este recinto. De esta manera, esta metodología busca instalarse como parte de un proceso constante de los centros y como una herramienta que acompañe su implementación y su andar regular. Por otro lado, se espera también que los participantes puedan acceder a diversas experiencias que potencien sus capacidades artísticas e imaginativas a través de la generación de proyectos conjuntos en espacios llamados laboratorios creativos.

En efecto, los laboratorios se definen como comunidades “híbridas de aprendizaje” y buscan la generación de un espacio horizontal de trabajo con un facilitador responsable que, a partir de lo expresado por los niños, niñas y jóvenes, propone una experiencia creativa y acompaña el proceso. Se definen como híbridas porque privilegian propuestas que posibilitan el cruce entre las disciplinas formuladas: artes, ciencias, tecnologías y  sustentabilidad ambiental. Además, existe un especial énfasis en la valoración de aquellas iniciativas que tengan una relación patrimonial y local.

Los Centros de Creación están concebidos como espacios de acogida en los cuales se desarrolla la creatividad y, por ende, el foco del diseño arquitectónico no está puesto en la exposición o en los resultados, sino más bien en la producción y trabajo en base a sus propias dinámicas de creación e invención. Esta mirada es clave para comprender el uso que se espera para estos espacios, ya que lo principal es que los niños, niñas y jóvenes puedan hacerse partícipes de un entorno que propicie el trabajo grupal y desarrollo de proyectos, más allá de su presentación.

 

Modelo de gestión de los Centros de Creación

El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) formalizó un acuerdo de colaboración con el Dr. Humberto Maturana, Premio Nacional de Ciencias 1994, para definir el modelo de gestión que tendrán los Centros de Creación, incorporándose como asesor y destacando la importancia de identificar “la curiosidad” como la actitud motora para la participación de los niños, niñas y jóvenes. En la misma línea, los  monitores y profesionales responsables de los Centros deben contar con un perfil que permita potenciar las capacidades de los participantes. Estos métodos que concuerdan con el trabajo desarrollado con el Consejo de la Infancia y Mineduc.

En la inauguración de los Centros de Creación, el Dr. Maturana señaló que tanto él como su equipo de colaboradores en Matríztica consideran que los centro de creación vienen a ser “una enorme oportunidad para nuestro país, si queremos abrir espacios de transformación e integración cultural que resulten en el bienestar de nuestros niños, niñas y jóvenes, así como de las comunidades humanas de las que provienen. Necesitamos espacios acogedores para que puedan explorar su curiosidad por el mundo que viven o desean vivir, espacios que cuenten con la colaboración de personas adultas dispuestas a la tarea de contribuir a la formación de nuestros niños, niñas y jóvenes como ciudadanos globales con raíces éticas locales”.

“Estos Centros harán algo que hoy no estamos haciendo: crearán espacios de invitación que contribuirán al desarrollo de su identidad como  ciudadanos globales con raíces éticas locales a través de aprender jugando a generar, ampliar y conservar una convivencia humana creativa en armonía con sus diversas comunidades de origen a lo largo de nuestro país y con la maravillosa diversidad de nuestra biosfera en los territorios que habitamos”, concluyó el científico.

El doctor Humberto Maturana ha acompañado todo este proceso y su contribución ha sido crucial para levantar una matriz conceptual desde  donde proyectar los centros. Entre muchas reflexiones y aportes uno de los elementos claves ha sido la concepción de los Centros de Creación como espacios de acogida donde se privilegie el trabajo colaborativo a partir de la curiosidad de niños, niñas y jóvenes, entendiendo esto como el motor de la creatividad.