Haz Tu Tesis en Cultura/Concurso de Ensayos 2017 – Departamento de Estudios

Hasta el 3 de julio estarán abiertas las postulaciones al concurso Haz Tu Tesis en Cultura, iniciativa con 18 años de trayectoria y más de 700 trabajos postulados.

Este concurso —que hoy premia escritos en formato ensayo— busca impulsar el encuentro y colaboración mutua entre el Estado y las universidades, fomentando en los jóvenes el interés por estudiar la cultura.

La iniciativa distingue anualmente seis trabajos inéditos —tres de pregrado y tres de posgrado— elaborados a partir de tesis o proyectos de titulación terminados y evaluados. Los ganadores son premiados con un monto de $500.000 en la categoría de pregrado y con $1.000.000 en la de posgrado (magíster y doctorado).

El concurso está dirigido a personas graduadas de programas en instituciones nacionales y a chilenos graduados en centros de educación internacionales.

 

Amplitud temática y disciplinar

Haz Tu Tesis en Cultura se caracteriza por la diversidad de temas y enfoques disciplinares considerados.

Respecto de los ámbitos temáticos, el concurso ha ido variando su propuesta a lo largo de los años. Para el 2017 se mantuvieron los ya existentes, sumándose uno con el que conmemoramos el cente-nario del nacimiento de Violeta Parra. Los temas de este año son:

  1. Institucionalidad y políticas culturales
  2. Creación
  3. Mediación artística y cultural
  4. Participación e inclusión
  5. Patrimonio
  6. Educación artística y cultural
  7. Cultura digital y medios
  8. Pueblos originarios y migrantes
  9. Economía y cultura
  10. Violeta Parra, obra, figura y legado (busca profundizar en las distintas facetas de la creadora, entre otras la artística, humana y política).

 

En cuanto a los enfoques disciplinarios, el concurso se caracteriza por su gran amplitud, ya que pueden participar profesionales de diferentes ámbitos de las ciencias sociales y las humanidades, como la sociología, antropología, comunicaciones, pedagogía, administración pública, economía, derecho, etc., de carreras artísticas propiamente tal y de otras áreas del conocimiento en su dimensión cultural, por ejemplo, el turismo, la geografía y ámbitos muy diversos del patrimonio.El escrito tipo ensayo debe ser desarrollado en torno al trabajo de tesis de pregrado, posgrado o proyecto de titulación, y considera la profundización de algún tópico abordado en éste, con sus aportes en novedad o revisión crítica. Se considerarán como criterios de evaluación los descritos en las Bases administrativas del concurso.

El ensayo debe tener una extensión mínima de 8.000 palabras y un máximo de 15.000, sin considerar la bibliografía. La estructura debe seguir la siguiente forma: introducción, breve presentación del tema, organización del documento y exposición de la tesis central del ensayo; desarrollo: argumentación a través de ideas propias y de fuentes documentales; conclusiones, cierre del ensayo, dando respuesta al planteamiento inicial, que puede coincidir o no con éste y; bibliografía.Para mayor información, ver bases en: http://www.cultura.gob.cl/haztutesis/

 

Ganadores 2016

Posgrado

Patrimonio cultural, ciudadanía y gobernanza en el Centro Histórico de Valparaíso, Chile, de Juan Sebastián Sepúlveda Manterola. Doctor en Urbanismo, Universidad Nacional Autónoma de México.

Identidad y Territorio en la Poesía de Roxana Miranda Rupailaf, Adriana Pinda y Sonia Caicheo, de Javier Alejandro Soto Cárdenas. Magíster Latinoamericano en Estudios Culturales y Literarios, Universidad de Los Lagos.

Danza contemporánea en Chile: cuerpo, disciplina, ideologías y resistencias, de Adeline Maxwell Boisdron. Doctorado en Letras, Artes y Ciencias Humanas, especialidad Artes, Dominante Danza Universidad de Nice, Francia.

 

Pregrado

Condicionantes de la participación cultural para audiencias heterogéneas en Chile, de Ramón Ignacio Reyes González. Ingeniería Comercial mención Economía, Universidad de Chile.

Un patrimonio maltratado. Reflexiones sobre el arte popular e historia del museo chileno que lo resguarda, de Amanda Ausensi Ferrer. Licenciatura en Artes, mención Teoría e Historia del Arte, Universidad de Chile.

El teatro de exilio: la performance de Alberto Kurapel, de Claudia Andrea María Cattaneo Clemente. Licenciatura en Artes Escénicas, Universidad Mayor, Chile.

 

Reconocimiento especial

Agua, paisaje, territorio y sociedad: una aproximación desde el patrimonio hidráulico campesino, de Jessica Andrea Villalón Núñez. Geografía, Universidad de Chile.

¿Por qué investigar en cultura?

“Entender el mundo que nos rodea”

“Encuentros con la memoria, como el que tuve con El niño del Cerro El Plomo, permiten entender que sin la investigación en ciencias sociales no podríamos comprender mucho de lo que nos rodea. Yo seguiría molesta con los padres del niño inca que fue sacrificado en lo alto del Cerro El Plomo, pensando lo que muchos chilenos creen hasta hoy, que se trataba de gente bárbara que era capaz de matar a un niño en condiciones tan brutales, como enterrarlo vivo, bajo una lápida a más de 5 mil metros de altura… como si los crueles casos que salen cada día en las portadas de los diarios no lo fueran.

Lo valioso es que hoy tenemos la información que nos permite entender por qué y en qué condiciones ese niño fue sacrificado, que había un sentido en todo ello que hace que esos 500 años que nos separan, se diluyan y nos hagan comulgar en torno al valor de la vida.

¿Cómo accedemos a esa información tan valiosa? A través de las ciencias sociales. Las que, a diferencia de las investigaciones en ciencias exactas que producen datos, producen valores que son transmisibles a través del lenguaje”.

Vivian Lavín.[1]Editora y periodista. Programa Vuelan las Plumas de Radio Universidad de Chile. Extracto de su presentación en la ceremonia de premiación del concurso 2016.

 

Apuntes para discutir la investigación en cultura hoy

“Las políticas culturales se caracterizan por su profundo dina-mismo y plasticidad histórica. En ellas se combinan, transforman y acumulan materialidades artísticas, formas patrimoniales, residuos culturales, fuerzas políticas y sedimentos identitarios, entre muchos otros elementos. Por ello, no es posible comprender las políticas culturales modernas sin reconocer que su origen se debe a una serie de procesos históricos ligados tanto al mundo de las artes como al conflicto social. Si antes las políticas públicas se entendían ligadas a objetivos ideológicos, nacionalismos, valoraciones raciales o reivindicaciones identitarias, hoy su campo de acción ha dado paso a una planificación principalmente artístico-cultural basada en decisiones supuestamente técnicas, racionales y neutrales que, de todas formas, promueven “modelos de sociedad”. La política cultural tiene que ver, entonces, no solo con el mundo de las artes, sino también con la activación de nuevas formas de interpelación de la sociedad, es decir, por la producción de nuevos significados y relaciones sociales en el conjunto social. En este sentido, las políticas culturales son una trama más en la circulación de símbolos, poderes y actores. No es una categoría autónoma e independiente ligada exclusivamente al fomento artístico. Es, más bien, la promiscuidad relacional con una serie de dimensiones sociales su característica principal.

La investigación en cultura, como parte de este engranaje complejo, tiene responsabilidades en este sentido: a través de mecanismos de análisis (como la observación, la entrevista, el análisis documental, la encuesta, etc.), interpreta procesos sociales, narrativiza los sentidos comunes, describe nuevas formas de relacionarnos entre nosotros —y con los otros—, interpreta la forma en que entendemos nuestra realidad y cómo administramos nuestra imaginación y bienestar subjetivo. En pocas palabras: la investigación cultural ayuda a cuestionar la forma de hacer las cosas (formas que se presentan en prácticas de desigualdad, discriminación e injusticia) así como también fomenta la politización de la sociedad. La investigación en cultura, entonces, no sólo se “aplica” al fenómeno artístico: necesariamente su actuar tendrá efectos tanto en la toma de decisiones político-culturales como en la memoria histórica de la sociedad.

Con ello, es importante reforzar la idea que investigar en cultura no se circunscribe a las políticas sectoriales relacionadas con el arte y la educación artística, por nombrar algunas. Por el contrario, se relacionan complejamente además con variados aspectos del espacio simbólico-cultural: investigar, sistematizar y reflexionar permite activar nuevos procesos sociales; trastocar los sentidos comunes; reformular las ideas heredadas; cambiar las formas de relacionarnos unos con otros; deformar la forma en que entendemos-actuamos nuestra realidad y cómo administramos nuestra imaginación.

Visto así, la idea de investigar en cultura está íntimamente relacionada con cuestionar las “formas de hacer las cosas” y eso significa hacer reflexionar a las personas sobre su condición en el mundo. Sin embargo, este rol ha ido perdiendo fuerza con el transcurso de los años y la burocratización del espacio cultural. Si antes las políticas culturales se proponían definir “relatos culturales” ligados a nociones como identidad, raza, esencias culturales, etc., hoy su propósito debería ser desarmar y descentrar cualquier intento por fijar institucionalmente el valor de una combinación específica de símbolos culturales. En el contexto actual, tanto las políticas culturales como la investigación cultural han dejado de ser incómodas y han ido perdiendo su oficio crítico. La planificación del sector cultural ha quitado la pregunta por los contenidos y problemas del espacio cultural y ha dado paso a la administración-investigación cultural con “sello de excelencia”.

Esto, por cierto, no pone en duda lo logrado hasta ahora en materia de investigación cultural en Chile. Más que nada busco poner en tensión teórica los discursos sobre el “oficio” de la investigación cultural.

En síntesis, investigar en cultura debería pensar y buscar eso oculto: el residuo, lo dejado de lado, lo que incomoda, lo que se aleja del “sello de excelencia”. Investigar en cultura significa pensar en lo que la nueva institucionalidad cultural dejará fuera de su influencia: lo minoritario, lo conflictivo, lo incómodo (por ejemplo, la memoria, los pueblos indígenas, los migrantes, los conflictos de género, nuevas sexualidades, etc.) … y hacerlo presente reflexivamente para irritar el presente”.

Tomás Peters.[2]Evaluador del concurso. Doctor en Estudios Culturales, miembro del Núcleo de sociología del arte y de las prácticas cultu-rales de la Universidad de Chile. Extracto de su presentación en la … Continue reading

References
1 Editora y periodista. Programa Vuelan las Plumas de Radio Universidad de Chile. Extracto de su presentación en la ceremonia de premiación del concurso 2016.
2 Evaluador del concurso. Doctor en Estudios Culturales, miembro del Núcleo de sociología del arte y de las prácticas cultu-rales de la Universidad de Chile. Extracto de su presentación en la ceremonia de premiación del concurso 2016.