Los talleres artísticos en el trabajo con usuarios de drogas – León Gomberoff

EGO[1]Parte de la Association AURORE (http://aurore.asso.fr/). es una institución parisina que recibe usuarios de drogas que viven en condiciones sociales y económicas muy precarias.[2]La expresión “usuario de drogas” se refiere de manera general a personas que consumen drogas. Términos como “drogado”, “adicto” o “toxicómano” hablan de un nivel de uso patológico … Continue reading En ella se imparten varios talleres: de artes gráficas, de poesía, de jardinería, de música y de lenguas. En este artículo quiero reflexionar sobre el interés que pueden tener los talleres en el trabajo con este tipo de personas.

 

Arte y drogas

Se puede decir que el arte y el consumo de drogas aparecen ligados en el imaginario colectivo. El arte moderno, en todas sus expresiones gráficas, musicales o literarias es una máquina de producción de novedades que sorprenden y divierten rompiendo con lo cotidiano. Las drogas, guardando las proporciones, parecen tener una función semejante. Ellas llevan al individuo más allá de sí mismo.

Una diferencia importante entre los objetos artísticos y los que no lo son es que los primeros son firmados por un artista o un grupo de artistas con características particulares. Ser artista es una identificación valorada socialmente. Es positivo ser artista. No es lo mismo ser artista que ser un trabajador cualquiera. El artista, luego de ser reconocido por su producción, se transforma en alguien interesante que se produce a sí mismo.

El hecho de que los artistas produzcan objetos que se encuentran en los márgenes de lo cotidiano, nos hace imaginarlos como habitando también esos márgenes. Por ello desde la Antigüedad, arte y locura parecen relacionarse. Un texto atribuido a Aristóteles dice por ejemplo: “Los hombres ilustres en la poesía, en las artes o en política han sido frecuentemente melancólicos y locos como Ajax, o misántropos como Belerofonte. Inclusive en la época reciente se ha podido constatar una disposición de ese tipo en Sócrates, Empédocles, Platón y muchos otros, sobre todo entre los poetas”. El texto es citado por Lombroso (1889: 2) quien trata extensamente sobre la relación entre genio y locura. Lombroso, utilizando la teoría de la degeneración, relaciona la genialidad con diversas afecciones nerviosas entre las que cuenta el alcoholismo.

Nos hacemos fácilmente la idea de que los artistas consumen drogas. Esto es sin duda un prejuicio que ha sido originado probablemente del hecho que muchos artistas han reivindicado el consumo de drogas e incluso lo han declarado como parte del proceso creativo. La sociedad es más indulgente con el artista que consume drogas que con el consumidor de drogas que no es artista. El consumo de drogas es parte de la locura, aceptable en el artista siempre y cuando no termine acabando con él.

La idea del artista adicto y al límite de la muerte es un mito moderno que impregna las artes desde el comienzo del siglo XIX y que es especialmente importante en el desarrollo de la música rock. Este mito esconde el hecho de que hay muchas personas que consumen drogas, que no todas están al borde de la muerte y que hay artistas que no lo hacen.

El consumidor de drogas es visto corrientemente como un “vicioso” o como un “enfermo”, sobre todo si no se trata de un artista. La penalización del consumo en varios países agrava la situación de las personas que usan drogas pues las criminaliza.

Ser calificado como adicto, toxicómano, drogadicto o alcohólico aporta una identificación degradante o inclusive insultante que claramente no es positiva para la denominada autoestima. Las personas que no pueden dejar de consumir aceptan por regla general la lista de calificativos degradantes que una identificación social negativa les aporta. Ella funciona como un estigma confirmándose en todas las interacciones sociales del sujeto (Goffman, 2008). Cualquier intento por hacer algo que sea socialmente valorado se encuentra con el fracaso de la propia identidad. La identidad del drogadicto es similar a la identificación degradante del melancólico. Freud señala que este: “…nos describe a su yo como indigno, estéril y moralmente despreciable; se hace reproches, se denigra y espera repulsión y castigo. Se humilla ante todos los demás y conmisera a cada uno de sus familiares por tener lazos con una persona tan indigna” (Freud, 1984: 244). La diferencia es quizás que en el caso del melancólico se trata de una alteración de la realidad a la que los otros se oponen y, en el caso del adicto, los otros se encuentran de acuerdo. Existe en efecto un consenso entre el adicto, los familiares, el sistema de salud y la sociedad en general. Mientras el adicto no deje el comportamiento que lo marca como adicto no es un ciudadano como los otros.

 

El enfoque de reducción de daños y EGO

La reducción de daños es una forma de abordar los problemas ocasionados por el consumo de drogas que se diferencia de los enfoques donde el objetivo principal es la ruptura de la relación entre las personas y las drogas. Ya son varios los que aceptan que la llamada “lucha contra las drogas” ha sido un fracaso (Global Commission on Drug Policy, 2011) y que un mundo sin drogas es un ideal que no permite abordar realmente los problemas ocasionados por el consumo.

Este se encuentra asociado a una mayor transmisión de enfermedades infecciosas, a la delincuencia, a condiciones de vida social y económica precarias. Un enfoque de reducción de daños permite pensar que esta asociación no es necesaria. En efecto, hay modos de consumir en los que no hay transmisión de enfermedades, el adicto no es necesariamente un delincuente y puede perfectamente vivir en la sociedad con los otros, en respeto hacia su medioambiente. El enfoque de reducción de daños acepta al usuario de drogas como consumidor, pero no lo estigmatiza como enfermo o como criminal.

EGO recibe a a estas personas con una estrategia de reducción de daños y con un bajo umbral de exigencia. Ningún prerrequisito es necesario para integrar la organización, el servicio es anónimo y gratuito, no es necesario expresar ninguna demanda, ni siquiera el deseo de dejar las drogas. El usuario de drogas es visto como un ciudadano que puede contribuir a la solución de sus propios problemas y aportar a mejorar las condiciones de vida del territorio en donde circula.

La idea del artista adicto y al límite de la muerte es un mito moderno que impregna las artes desde el comienzo del siglo XIX y que es especialmente importante en el desarrollo de la música rock. Este mito esconde el hecho de que hay muchas personas que consumen drogas, que no todas están al borde de la muerte y que hay artistas que no lo hacen.

La característica principal del modo de trabajo de EGO es tratar el problema del uso de drogas sin limitarse al individuo. El usuario pertenece a un grupo social que interactúa con otros grupos sociales. La apuesta de EGO es que esta interacción puede ser menos violenta y favorecer un cambio positivo al menos a nivel local.

Los centros de tratamiento y de reducción de daños de EGO se encuentran cercanos a la escena de consumo y utilizan un enfoque comunitario que integra usuarios, habitantes y profesionales como pilares indisociables. El enfoque comunitario de EGO es particular. La comunidad no es definida por el espacio geográfico, no todos los usuarios vienen del barrio. No es definida tampoco por una identidad o interés común, hay una gran heterogeneidad entre identidades e intereses. No es definida tampoco por un consenso en torno a reglas, ya que ellas están en permanente negociación. El concepto de comunidad con la que trabaja EGO es completamente móvil, es construido por las personas presentes en un momento dado. Es una comunidad definida únicamente por la idea de un proyecto común: “La comunidad deviene un espacio abierto, sin límites claros, fundada sobre la diversidad y el respeto de las diferencias en un proceso permanente de renegociación y redefinición de sus contornos” (Cavalcanti, 1995: 8). EGO es una plataforma de diálogo que produce un cambio no solo a nivel individual de cada usuario, ni únicamente al nivel de la subcultura de los consumidores de drogas sino también al nivel de los profesionales y de los vecinos del barrio. Esos cambios se encuentran en operación en la práctica de los talleres.

 

La revista y el comienzo de los talleres

Si la participación de los usuarios de drogas en las actividades de prevención existía desde los comienzos de EGO (1987), la aparición de la revista Alter EGO en 1990 reveló la faceta artística de ellos. Esta publicación busca informar sobre las actividades de EGO y realizar prevención de salud en el barrio (Espoir Goutte d’Or, 1990). Como en todas las actividades de EGO, los usuarios de drogas participan inclusive en el comité editorial. Desde el primer número, la revista se aleja bastante de una revista científica o de información, el estilo es mucho más popular; los artículos son simples y directos. Poemas escritos por los usuarios destacan entre textos educativos y militantes.

La participación en la revista les entrega un nuevo tipo de identificación. El individuo puede decir de sí mismo, por ejemplo, “soy usuario de drogas y poeta” o “soy usuario de drogas y dibujante”. Alter EGO revela, en aquellos que participan, ciertas capacidades que no eran para nada evidentes con anterioridad. Eso produce un efecto en ellos mismos y también en las personas que los conocían únicamente como toxicómanos.

La revista Alter EGO tiene un público amplio. Ella muestra a la comunidad otra faceta de estas personas, permitiendo también a gente de distintos ámbitos interesarse en la asociación. Algunos artistas comenzaron a trabajar como voluntarios en EGO. La participación de artistas facilita una preocupación especial por el diseño y el estilo en todos los folletos, en las actividades de prevención e inclusive en el informe anual. Los artistas aportan también proponiendo talleres para los usuarios de drogas que frecuentan EGO. La mayor parte de estos son el objeto de publicaciones exposiciones o presentaciones. Los primeros de diciembre, por ejemplo, se celebra el Día Mundial del Sida y el taller de teatro presenta siempre una obra colectiva relacionada con ese evento. Los talleres de arte producen obras que son expuestas en los locales de EGO o en otros talleres del barrio; EGO participa todos los años en “Las puertas abiertas de los talleres de artistas del barrio de La Goutte d’Or3” (www.portesdor.fr).

La publicación de la producción de los talleres muestra a la comunidad una imagen positiva de los consumidores de drogas. Esto favorece el diálogo entre usuarios y no usuarios, creando una sinergia en la que ambos cambian su relación con respecto a los problemas relacionados con las drogas.

Las razones por las que cada persona participa de los talleres son diferentes y si bien la publicación es positiva para el grupo, no todos tienen el mismo interés por ella. De hecho la mayor parte de lo que se produce no es publicado. Veamos dos casos de usuarios que se han destacado por su trabajo: Daniel y Nina. Daniel participa en los talleres de EGO para relajarse o para ocuparse por un tiempo. Daniel viene todos los lunes al taller de arte para disipar tensiones. Los cuadros que Daniel ha realizado son muy interesantes. Se trata en general de óleos no figurativos que han sido expuestos en varias muestras colectivas. En diciembre 2011 un libro de poemas y dibujos llamado Voyages à la Goutte d’Or fue publicado por la asociación (Espoir Goutte d’Or, 2011). El libro contiene cinco obras de Daniel (que pueden verse aquí: http://tinyurl.com/Daniel-Voyages-la-Goutte-d). La publicación tuvo como uno de sus efectos que EGO recibiera llamados de varias personas que querían comprar los cuadros. Daniel accedió a vender, pero él no se considera un artista y sigue pintando solo para relajarse.

Un caso distinto es el de Nina, ella hacía algunos dibujos de rostros de mujer. Un trabajador social le explicó que podía utilizar la acuarela. Luego, ella llevó sus trabajos al taller de informática en donde aprendió a retocar sus dibujos por medio de un software de tratamiento de imágenes. Desarrolló una técnica muy interesante y cuatro de sus trabajos fueron también publicados en el libro de poemas. Nina considera que se está transformando en una artista plástica, sus trabajos han aparecido en varios números de la revista Alter EGO ilustrando siempre temas femeninos. El año 2013 ha sido un año de consagración para Nina porque desde el 8 de marzo, el Día de la Mujer, una exposición de varias de sus obras se desarrolla en uno de los locales de EGO. La exposición ha sido todo un éxito, le ha permitido vender varios cuadros proyectando a Nina como una de las artistas del barrio y participar del evento “Portes d’Or” (http://www.portesdor.fr/les-artistes/user/firstisecondis/).

Hay dos talleres que ameritan una mención aparte porque muestran bastante bien la manera cómo se realizan los talleres en EGO, a saber el taller de música y el taller de huerto.

 

El taller de música

El taller comenzó en 2005 gracias a un trabajador social que pensaba que la música es una herramienta de reducción de riesgos y que “las propuestas médicas y sociales no deben tener el monopolio de la intervención en drogas” (Philippe Ferin, comunicación personal, 2010). La música requiere de disciplina, de respeto del ritmo y de coordinación con los otros. La música en el contexto de un taller produce una distancia entre el consumidor de drogas y la droga. Sin embargo, la disciplina, el respeto del ritmo y la coordinación son los objetivos del taller en general y no una exigencia para cada participante en particular. Si se busca trabajar con usuarios de drogas viviendo en condiciones precarias, el taller debe ser lo suficientemente flexible como para adaptarse al ritmo de estos.

El taller de música de EGO está abierto a todo el mundo. Las personas pueden participar de manera regular o venir cuando lo desean. Los participantes tienen diversos niveles de capacidad musical. Algunos tienen experiencia y retoman una práctica que habían abandonado, otros aprenden desde cero las bases de la música. Cada uno tiene derecho elegir dos canciones que todo el grupo interpretará y que formarán parte del repertorio. La interpretación no será clásica y tendrá el estilo particular del grupo.

El taller de música no es simplemente un taller, es un grupo de música que se llama Bolcheviks Anonymes. Este grupo anima gran parte de las actividades que EGO organiza. Las presentaciones incluyen un elaborado trabajo escénico (ver los enlaces http://tinyurl.com/bolche o http://tinyurl.com/lesbolcheviksanonymes).

La mayor parte de los instrumentos provienen de donaciones. Actualmente Bolcheviks Anonymes es un grupo relativamente conocido para las instituciones francesas de trabajo social. De hecho reciben varias invitaciones cada año para realizar conciertos fuera del ámbito de EGO.

El problema al que el grupo se ha visto confrontado es que sus miembros no pueden estar siempre presentes. Los imperativos del consumo de drogas no son siempre compatibles con las presentaciones regulares. Los conciertos se realizan entonces en función de aquellos que logran llegar y del repertorio que cada uno conoce. Hay alrededor de 15 personas en el grupo, esa cifra asegura que los conciertos funcionen relativamente bien y que no haya anulaciones de último minuto. Hay, sin embargo, algunos miembros del grupo que se estabilizan en una posición por un largo tiempo. Para tener una posición más estable hay que ganársela, porque el espacio debe abrirse. Eddy, por ejemplo es el bajista del grupo, no obstante, llegó primero como percusionista. Aprendió a tocar el bajo en el taller. Con cierta perseverancia y trabajo logró tener el nivel necesario. El compromiso con el taller lo introdujo en un ritmo de vida del que se había alejado hace tiempo. Actualmente tiene un trabajo estable que le impide a veces cumplir con los compromisos del grupo, ello le da la oportunidad a otro usuario de tocar el bajo. José es el baterista, logró esa posición luego de que el baterista oficial cayera preso. La vida de José no se ha transformado con el grupo, sigue consumiendo crack y continúa teniendo un comportamiento que puede llegar a ser agresivo con las personas que se encuentran en su entorno y, a veces, se pone a gritar insultos en una actitud poco comprensible. Sin embargo, el talento con el que toca la batería le muestra a todo el mundo una faceta que estaba muy escondida. Cuando José se presenta como el baterista de los Bolcheviks Anonymes su imagen es positiva e interesante. Es difícil mirarlo como un consumidor de drogas violento e incoherente.

 

El huerto

El huerto urbano también merece una mención aparte porque ha sido unos de los proyectos emblemáticos de 2012. Es un taller que muestra la preocupación de los usuarios de drogas de EGO por el barrio en donde la institución se inserta.

Este ha sido cultivado en un terreno baldío en el que había basura acumulada. Un organismo de la municipalidad entregó a EGO el espacio por el tiempo que transcurriera entre la demolición de los edificios existentes y la construcción de otros nuevos. Los usuarios participan activamente en el diseño y en la mantención del huerto. Hay horarios de apertura fijos durante los cuales las personas presentes en los locales de EGO son invitadas a ir con un trabajador social. Algunos usuarios que conocen de agricultura y jardinería han tomado la iniciativa de asistir de manera más frecuente y ayudar a aquellos que debutan en el tema. El resultado es de una gran belleza (ver: http://jardinego.blogspot.fr/2012/08/plaisir-des-yeux.html). Los participantes del taller decidieron llamarlo Jardín Noëlle Savignat. Se trata del nombre de una persona que había trabajado voluntariamente en EGO durante varios años y había sido secretaria del directorio.

El huerto es un lugar público visible y abierto al barrio. Favorece la interacción entre los consumidores de drogas y los vecinos. El gran aporte del taller a la belleza y la ecología del barrio contribuye a cambiar la imagen imperante de los usuarios de drogas como fuente de disturbios y de suciedad. Varios eventos han sido organizados durante el año y han contado con la participación de los vecinos como un espacio de convivencia abierto a todo el mundo (ver: http://tinyurl.com/gouteraujardinego). Los vecinos participan en conjunto con los consumidores en el cuidado de las plantas. El huerto ha sido parte también de la fiesta de los jardines de París a través del evento Balade musicale de jardin en jardín (http://jardinons-ensemble.org/spip.php?article318). En síntesis, este ha sido una gran experiencia para las personas que han visto y participado de la transformación de un terreno baldío en un bello lugar. A fines de 2013 el terreno será entregado a una empresa constructora. La aventura comenzará de nuevo en otro lugar.

 

A modo de conclusión

El enfoque de reducción de daños rompe el consenso entre el consumidor de drogas y las personas que se ocupan de él. La ruptura o la voluntad de ruptura con las drogas no es prerrequisito para lidiar con el consumo. Las drogas son una realidad que no implica necesariamente todas las características negativas asociadas a ellas. El consumidor de drogas puede cuidar de sí mismo, de los demás y de su medioambiente sin dejar el consumo. Para ello es necesario que sea acogido con un bajo umbral de exigencia por personas que acepten un tipo de relación que considere la red social en la que el usuario se encuentra. EGO es una organización fundada en un enfoque comunitario, lo cual supone que el profesional no puede intervenir sin el usuario. El consumidor de drogas es un experto en el consumo y en lo que sucede con relación a él. Sin embargo, esta experiencia no es sacralizada en EGO, el profesional también tiene algo que decir. La experiencia comunitaria de EGO trata de tejer por medio de saberes diversos un saber común que permita avanzar y generar objetivos realizables a corto y largo plazo.

Los consumidores son recibidos tal y como se presentan, pero lo que pase después depende de la relación que establezcan con el conjunto de personas presentes en el momento en que llegan. Cada persona que integra el grupo tiene un rol en relación con los otros que le permite ejercer la ciudadanía de una manera que sería imposible en otro lugar en donde el uso de drogas es visto de forma negativa.

El rol de cada uno no está predestinado de antemano y depende de la forma en que cada cual se posicione. Los talleres son de gran importancia para producir esta dinámica. Un usuario de drogas entra a EGO y puede transformarse en artista, en poeta, tener un rol en el grupo de música o ser jardinero. El interés de estos roles es que son relativamente móviles. Tienen sentido en la medida en que contribuyen a la vida colectiva. Las pequeñas victorias de cada uno sirven a todos.

El enfoque de los talleres no es ni terapéutico, ni ocupacional. No es terapéutico fundamentalmente porque no hay ninguna idea relacionada con el desarrollo de la persona, ni de reparación de la estructura de su personalidad. Sí existen algunos usuarios que utilizan los talleres con fines terapéuticos, pero la terapia no es el objetivo principal. Las personas que participan no están necesariamente enfermas, el hecho de que consuman drogas no significa que necesiten un taller para sanarse.

No se trata tampoco de talleres ocupacionales. Estos sirven para ayudar a quienes no saben qué hacer con su tiempo. Un taller para consumidores de drogas podría perfectamente ser pensado con un objetivo similar, como un espacio para que puedan hacer algo útil durante sus momentos de ocio. Como si el ocio o la falta de ocupación llevara a las personas a consumir drogas. Considerar los talleres de esta forma es creer en el viejo prejuicio que los encasilla como viciosos.

El consumo de drogas no es necesariamente ni un vicio ni una enfermedad. Para algunas personas, este forma parte de su estilo de vida. Se trata de un estilo de vida en el que difícilmente hay tiempo muerto. Los usuarios de droga, en general, están siempre ocupados y van muy rápido. No es fácil reunir el dinero y encontrar el producto que se necesita cada día. Por esta razón si se quiere llegar a ellos se debe estar cerca y proponerles cosas que puedan interesarles y otorgarles un beneficio inmediato. Si un taller es lo suficientemente flexible con respecto al horario y a la participación, si el taller es ofrecido en el mismo tiempo y espacio en donde transcurre su vida cotidiana y si, además el taller es interesante; este puede funcionar.

Para que esto ocurra debe aportar algo a cada uno. Puede ser un lugar de expresión, un espacio terapéutico, un lugar para liberar tensiones; puede incluso servir para que algunos ocupen su tiempo. El interés de los talleres va, sin embargo, más allá del individuo. Una cosa es el tiempo de cada uno y otra es el tiempo del taller. El taller sigue su curso y si hay una gran flexibilidad, el rol que el participante ocupe dependerá bastante de lo que él esté dispuesto a hacer. Cuando alguien hace algo en un taller en EGO, quiéralo o no, no lo hace solo por sí mismo; lo hace en y por el colectivo que el taller forma. De la misma forma que el usuario interactúa con el taller, el taller interactúa, por medio de la publicación, con la comunidad. Los talleres instalan al usuario en la comunidad de una manera diferente. Cuando uno de ellos es reconocido como miembro de un grupo que realiza actividades positivas para el barrio, contribuye a cambiar la visión de los vecinos sobre los consumidores de drogas en general. El efecto de los talleres es individual, grupal y también micropolítico.

 

Referencias bibliográficas

Cavalcanti, Lia. (1995): Toxicomanie et travail communautaire: du difficile art de concilier le conflictuel. L’expérience de l’Association Espoir Goutte d’Or. Ass, París, EGO.

Espoir Goutte d’Or (Ed.) (1990): Alter ego le journal, París, Espoir Goutte d’or.

Espoir Goutte d’Or (2011): Voyages à la Goutte d’Or, Paris, EGO.

Freud, S. (1984): “Duelo y melancolía” (1917 [1915]), en: Etcheverry, J.L. (Tran.), Sigmund Freud. Obras Completas. Buenos Aires, Amorrortu, pp. 235–255.

Global Commission on Drug Policy. “Guerra a las drogas informe de la Comisión Global de Políticas de Drogas”. Web globalcommissionondrugs.org. Publicado: may. 2013. Consultado: 1 julio. 2013. http://www.globalcommissionondrugs.org/Report

Goffman, Erving. (1970): Internados: ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales, Buenos Aires, Amorrortu.

Goffman, Erving. (2008): Estigma: la identidad deteriorada, Buenos Aires, Amorrortu.

Lombroso, Cesare. (1889): L’homme de génie, París, Félix Alcan.

Portes d’Or | Portes ouvertes des ateliers d’artistes de la Goutte d’Or dans le 18ème arrondissement de Paris. Web portesdor.fr. Publicado: jun.2013 Consultado: 1 jul. 2013. http://www.portesdor.fr/

 

León Gomberoff.[3]Psicoanalista chileno radicado en París. Director adjunto de EGO, Association Aurore. Doctor en Medicina científica, psicopatología y psicoanálisis en la  Universidad de París VIII.

References
1 Parte de la Association AURORE (http://aurore.asso.fr/).
2 La expresión “usuario de drogas” se refiere de manera general a personas que consumen drogas. Términos como “drogado”, “adicto” o “toxicómano” hablan de un nivel de uso patológico y son términos que pueden tener una connotación despectiva.
3 Psicoanalista chileno radicado en París. Director adjunto de EGO, Association Aurore. Doctor en Medicina científica, psicopatología y psicoanálisis en la  Universidad de París VIII.