Reseña audiovisual: Temporary Valparaíso – Claudia Guzmán

Temporary Valparaíso
Dirigida por Vincent Moon
Chile, 65 minutos, español, 2009

Valparaíso posee un alma extraña, esa de la que hablamos en libros polvorientos y a la que llamamos leyenda.

Vincent Moon.

Valparaíso siempre fue un destino inspirador para artistas extranjeros. Sus cerros, sus vistas, sus calles y ascensores, su gente y su particular estilo de vida han sido retratados y exhibidos como una atractiva postal latinoamericana. El cineasta francés Vicent Moon no es la excepción. Viajó con su cámara al puerto, escogió rincones típicos como escenario, y juntó a una fecunda generación de cantautores chilenos para involucrarlos en este particular proyecto.

Moon está lejos de las grandes producciones y efectos, lo suyo es la improvisación y un lenguaje personal para retratar la música en un formato llamado Take Away Shows que consiste en registrar a músicos de diferentes partes del mundo, donde los artistas interpretan sus obras en contextos que buscan alejarse de los escenarios tradicionales. Utilizando este formato ha registrado bandas tan importantes como R.E.M, The National y Arcade Fire, solo por nombrar algunos ejemplos. Su proyecto es recopilado en la Blogotheque, un portal que reúne las presentaciones espontáneas que Moon captura con su cámara.

En Temporary Valparaíso, Manuel García, Chinoy, Gepe, Camila Moreno, Pascuala Ilabaca, Ángelo Escobar, Kaskivano y Goli son los protagonistas de un relato íntimo y personal, al ritmo de sus creaciones y con imágenes del Valparaíso actual y el de los 60 con extractos de A Valparaíso (1962) de Joris Ivens, haciendo de este documental una obra que va mucho más allá que una suma de videoclips.

Estos músicos seleccionados han sido denominados por la prensa especializada como nuevo folk. Con ello, se refieren a una generación con ciertas influencias de la Nueva Canción Chilena de los años 60. En efecto, el nuevo folk redescubre los principios que buscaron recuperar el folclore tradicional y fusionarlo con ritmos latinoamericanos, además de explorar líricas con contenido social, sin transar su identidad con las lógicas del mercado.

A pesar de ser una generación de solistas, entre ellos existen evidentes afinidades, además de un ánimo colectivo de colaboración y compañerismo. Este espíritu, se hace visible al cierre del documental: un largo plano-secuencia donde la guitarra pasa de mano en mano y todos interpretan alguna canción de Violeta Parra, como una forma de entender y afirmar sus influencias, como esa canción valiente que tanto celebran los foráneos, pero que irrita cuando el que saca la voz es un cantautor de nuestras tierras.

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