Cristal Yungay, de objetos y de oficios
Museo de Artes Decorativas
2013, 96 páginas
Cristal Yungay, de objetos y de oficios es una publicación editada y producida el año 2013 por el Museo de Artes Decorativas de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM), financiada por el Fondo de Apoyo a la Investigación Patrimonial y por el Fondo para el Fortalecimiento del Desarrollo Institucional de Museos Regionales y Especializados de la Subdirección Nacional de Museos, DIBAM. El libro da cuenta de dos años de investigación que se materializaron en una cuidada publicación de 96 páginas, y en una exposición de piezas representativas de la colección de Cristal Yungay del museo. Se introduce al lector en las artes decorativas chilenas desde un caso específico como fue la Fábrica de Cristalería Nacional fundada en 1922, que 58 años después, por distintas razones, declaró la quiebra y su cierre definitivo.
Resulta poco habitual que una fábrica considere el resguardo de su historia como parte valiosa del patrimonio de su territorio o comunidad, no hay conciencia hasta hoy, de hacer registro o resguardar documentos, diseños, hitos, que permitan sistematizar los antecedentes. Desde ahí que adquiere relevancia la investigación y difusión de Cristal Yungay, por representar una buena práctica no solo para los investigadores, sino también para quienes construyen historia desde otros lugares. La narración histórica le da contexto y relevancia al relato que hacen los protagonistas de una fábrica de manufactura nacional. Como muchas que se desarrollaron en el siglo pasado —fueron parte de una política de fomento a la producción nacional— y, dentro de sus externalidades positivas, además de la generación de empleo, permitieron el desarrollo artístico de ciertos oficios y de consumidores educados en las artes decorativas.
El libro describe a Cristal Yungay como protagonista de una parte de la historia de nuestro país; presenta elementos de la realidad social y cultural, así como también, da cuenta de un modelo económico que permite entender el florecimiento de la manufactura nacional y de la vigencia de una serie de oficios artesanos que se articulaban en una misma cadena productiva para entregar productos de calidad al consumo masivo.
En el primer capítulo de contextualización histórica-económica, el autor sitúa a la industria artística dentro de las políticas públicas de fomento al desarrollo impulsadas a principios del siglo XX, cuando el Estado se situaba como eje articulador de la economía y se planteaba “la necesidad de incrementar la producción nacional y para ello mejorar las condiciones y la infraestructura de modo de satisfacer las demandas de la población”.
Esta nueva forma de pensar un modelo económico —que sustituye las importaciones por productos nacionales—, es la respuesta local al “libremercadismo internacional”, que mantiene hasta fines de los años ochenta una industria manufacturera nacional promoviendo la mano de obra especializada; la creación y propuesta permanente de nuevos diseños; y toda una red de comercio que facilitaba el acceso a los consumidores.
Resulta interesante leer el capítulo “Consumo cultural en Chile” desde la perspectiva de las artes decorativas, ya que no se reduce la caracterización del consumidor de cultura solo al acto de asistir espectáculos, sino más bien, este representaría a esa sociedad que surge en la segunda mitad de siglo, donde la figura de quien consume es parte de la cadena productiva y es quien entrega a los objetos atributos y características singulares que van más allá de la mera utilidad. En ese sentido, las artes decorativas ocuparían un lugar importante en los sectores medios y populares, en la medida en que estas entregan estatus e integran a la vida cotidiana universos simbólicos a los objetos. De la publicación se desprende que el desarrollo de la artesanía artística ha formado parte de la cultura económica del país: ha promovido algunos oficios, y —como disciplina creativa— sería una antecesora al diseño. Las costumbres y los gustos de la sociedad incentivan el uso de distintos utensilios que potencian la educación y el capital cultural, mientras que la belleza y el refinamiento forman parte de modelos europeos, específicamente de Francia.
El tercer capítulo “Historia social y cultural de Cristal Yungay” se cuenta desde la voz de sus protagonistas. Personajes como los maestros talladores, maestros sopladores, el dueño de la fábrica y de la tienda, entre otros entrevistados, permiten desde una narración empírica, reconstruir una parte de la historia reciente sobre la cual prácticamente no existen archivos históricos. Más allá del entorno económico que en esa época favoreció a la industria nacional, resulta interesante reconocer cómo el éxito de Cristal Yungay tuvo que ver con una visión empresarial que se planteaba “el desafío de la creación de productos de alta calidad, con altos estándares”. El crecimiento de una fábrica de este tipo, no dependía solo de la inversión en maquinarias, sino más bien en la de capital humano, como aquellos artesanos que aprendían del oficio y se especializaban a través de los años con el apoyo y seguimiento de sus jefes. “La manufactura realizada por esta fábrica, dado su carácter manual-artesanal, se sustentaba principalmente en la destreza y experticia de sus trabajadores”, muchos de ellos, y probablemente los más avezados, terminaron trabajando copas, vasos y jarrones en sus propios talleres los que luego entregaban a la fábrica para su comercialización. A modo de conclusión, se desprende de esta lectura, que la especialización de los oficios era lo que diferenciaba a las artes decorativas de un artesano. La industria era capaz de reunir en un solo proceso —para generar un objeto— a varios artesanos especializados para elaborar un producto de alta calidad técnica y artística, luego de un proceso de estandarización que aseguraba su repetición. El maestro, la calidad, el proceso, la especialización y la tecnificación son conceptos que se desarrollan durante esta investigación y que resignifican a la fábrica desde una mirada artística. “El aprendizaje del oficio y la perfección en las habilidades va ocurriendo con relación a la práctica sistemática, mediante la cual se van puliendo destrezas artísticas y de técnicas”.
Tania Salazar.[1]Licenciada en Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Coordinadora del Área de Artesanía del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Docente de la Escuela de Artes Aplicadas … Continue reading
↑1 | Licenciada en Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Coordinadora del Área de Artesanía del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Docente de la Escuela de Artes Aplicadas CFT. |
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