En esta época de “urbanismo planetario” es alarmante ver que las imágenes que circulan acerca de la ciudad del futuro corresponden a paisajes apocalípticos dominados por las máquinas, las que tienden a borrar la presencia de la gente y la interacción social desde su propia dimensión.[1]Ver, por ejemplo, muchas de las colecciones de “arte de ciudades del futuro” que se encuentran en internet como: http://www.hongkiat.com/blog/cities-of-future-artworks/. En contraste con esto, podemos observar la creciente importancia de crear “ciudades amigables” en donde los procesos sociales colaborativos, los diversos conocimientos y perspectivas y la participación ciudadana en la planificación de la ciudad son elementos clave y altamente valorados. Con respecto a esta última visión, agrupaciones políticas, redes y asociaciones multisectoriales son el pilar para la toma de decisiones, las acciones, el constante monitoreo y administración. Asimismo, dentro de este ámbito, nuevas narrativas y medios de colaboración —nuevas formas de sociabilidad, intercambio, cooperación, vinculación y esfuerzos conjuntos— sirven para estimular e innovar en caminos que enlacen, entre otras cosas, las dimensiones socioculturales, económicas y ambientales de las ciudades.
Las ciudades son terrenos estratégicos en donde confluyen múltiples dinámicas de globalización y tecnología y en donde las respuestas e innovaciones a estas dinámicas globales son legibles de manera concreta y localizada. De este modo, las ciudades son el centro de los sistemas de conocimiento político, económico y sociocultural, donde se toman decisiones y acciones que deben evolucionar de manera colectiva para abordar los patrones de insustentabilidad que caracterizan las relaciones humanas con el planeta y con nosotros mismos. El desafío de la ciudad del futuro es replantearse la ciudad, la manera en que somos y cómo diseñamos y representamos los nuevos modelos, soluciones y posibilidades. Este es un conflicto simultáneo tanto nivel local como global.
Hoy en día, un gran número de investigaciones y proyectos de diseño que abordan la “ciudad del futuro”, así como también asesorías y grupos de ideas colectivas se están concentrando sentar las bases para su construcción y mejorar la vida diaria a través de alternativas creativas para los desafíos urbanos actuales. Por medio de redes, las acciones locales sobre los espacios y las prácticas cotidianas son impulsadas por poderosos imaginarios que en otras partes del mundo se encuentran comprometidos o alineados bajo la misma lucha. De este modo, se crean oportunidades para el aprendizaje translocal, la emanación de nuevas ideas y la adaptación local.
Si bien el arte y la cultura tienden a encontrarse en los márgenes de los debates futuristas, a menudo son resaltados en estos contextos de información, mediante acciones concretas y de cambio social como una forma de replantear nuestra relación con el ambiente urbano, o como proyectos tangibles que cambian nuestra forma de vivir juntos. Las experiencias han demostrado de manera internacional cómo las actividades artísticas y socioculturales poseen un poder transformativo para construir y cambiar el significado de la ciudad, las relaciones con el territorio urbano y las conexiones con los demás. Los artefactos, actividades y narrativas culturales pueden recobrar, crear y representar los recursos simbólicos de la “sabiduría marginalizada” (Chan, 2010) que los individuos necesitan para navegar por el mundo a través de ellos y convertirse en potenciales agentes de cambio para prácticas más sustentables de desarrollo de las ciudades y de la vida. No obstante, el lugar de la cultura en los procesos de urbanización contemporáneos para construir ciudades más sustentables aún no es entendido de manera amplia, por lo que no es lo suficientemente reconocido.
El ascenso de la cultura en la sustentabilidad
Durante la última década, el rol de la cultura en el desarrollo sustentable ha emergido como un tópico multifacético de intereses que atraviesan una serie de disciplinas de investigación, con una atención paralela a los contextos de políticas y de planificación urbana. El rol de la cultura en la sustentabilidad ha ganado un espacio en la atención de los entendidos en el tema, impulsado por los intercambios multidisciplinarios como, por ejemplo, a través del proyecto de investigación asiático “La Iniciativa Kanazawa” (2000-2002) y la Acción Europea COST sobre la “Investigación de la sustentabilidad cultural” (2011-2015).[2]Sitio web: http://www.culturalsustainability.eu Muchos investigadores están haciendo un llamado para dar una perspectiva renovada de la sustentabilidad y para que se reconozca el significado de las relaciones sociales, las prácticas y la cultura como factores que se enlazan de manera heterogénea con el medioambiente, de modo de abrir el pensamiento sobre la sustentabilidad hacia ideas y prácticas por las cuales se experimenta, utiliza y se entiende la naturaleza, así como también el desarrollo de una “teoría cultural de la urbanización sustentable” (Nadarajah y Yamamoto, 2007: 11). La investigación y el pensamiento sobre las relaciones entre cultura y naturaleza, el arte medioambiental y la estética de la sustentabilidad y el medioambiente forman un pilar esencial para la conceptualización de los vínculos culturo-medioambientales. Sin embargo, las estrategias para conectar este trabajo a un marco político y de planificación aún no están claras.
Dentro de las esferas políticas y de planificación, el llamado a un “lente cultural” y el crecimiento de un modelo de sustentabilidad de cuatro pilares interconectado en cuatro dimensiones (responsabilidad medioambiental, salud económica, equidad social y vitalidad cultural), se encuentran dentro de los documentos de muchos países sobre políticas y planificación. El alza de este modelo emergente de sustentabilidad ha sido informada en los estatutos de la UNESCO sobre las contribuciones de la diversidad cultural al desarrollo sustentable, la recuperación de enfoques y visiones de mundo históricos y específicos de la cultura, así como también tendencias de desarrollo de la comunidad a nivel local. Hoy en día el tema está presente de manera internacional en contextos políticos tales como las iniciativas de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (UCLG) que en su declaración política de 2010 afirma: “La cultura es el cuarto pilar del desarrollo sustentable” y la Declaración de Hangzhou que dice: “Situar a la cultura en el centro de las políticas de desarrollo sustentable” (UNESCO, 2013).
En estos contextos, la relación entre cultura y desarrollo sustentable se enfoca generalmente de dos maneras: en primer lugar, a través del desarrollo cultural mismo —es decir, herencia, las artes, industrias culturales, artesanías, etc.— y una política cultural sólida que destaca la cultura como clave para el desarrollo sustentable; y en segundo lugar, por medio de la defensa de que la dimensión cultural esté presente en “todas las políticas públicas, en particular en aquellas relacionadas con la educación, economía, ciencia, comunicación, medioambiente, cohesión social, planificación urbana y cooperación internacional”, destacando la cultura como un facilitador del desarrollo sustentable (UCLG, 2010: 2). Observar la sustentabilidad urbana a través del lente cultural contribuye a diversificar las perspectivas aplicadas a temas colectivos y a desarrollar un compromiso renovado y significativo con nuestro mundo que cambia dinámicamente, al igual que el medioambiente en el que vivimos.
La confluencia de actores e iniciativas hace que la inclusión de la cultura en el discurso referente a la sustentabilidad sea un proceso de cambio de paradigma, uno que aún está en elaboración. Operacionalmente, se ha avanzado en gran medida a través de iniciativas diversas, fundamentales y experimentales, muchas de las cuales yacen en la penetrante e intensa preocupación por la participación pública.
La culturalización de las ciudades sustentable
En medio de la creciente preocupación sobre la necesidad de superar la competencia interurbana de la “ciudad creativa” y la invención de estrategias para involucrar a actores artístico-culturales que alberguen más ciudades sustentables, se pueden observar iniciativas experimentales tanto en planificación de políticas como en las esferas culturales. Pese a esto, el conocimiento de estos esfuerzos es difuso y muy poco conectado; por ejemplo, muchos gobiernos locales en Canadá han buscado tácticas para incorporar la cultura a la planificación de políticas sustentables bajo una iniciativa nacional para el desarrollo de Planes Sustentables de una Comunidad Integrada, sin embargo, el entorno de estos marcos locales solo están siendo examinados ahora de manera comprensiva. La United Cities and Local Governments (CGLU) y Ciudad de México pronto van a introducir un premio para reconocer las políticas culturales que han contribuido mejor al desarrollo sustentable a nivel internacional, pero un directorio completo de estos esfuerzos aún no está disponible. Las prácticas artísticas deseaban llamar la atención del público o utilizar el arte para mejorar el medioambiente, pero el conocimiento de estas iniciativas está altamente fragmentado. Los esfuerzos artísticos realizados para mostrar los problemas de la sustentabilidad social también entregan una valorable percepción, pero rara vez son presentados junto con las iniciativas enfocadas en el medioambiente.
¿Cómo se podrían insertar las prácticas artístico-culturales dentro de la planificación y desarrollo de ciudades futuras? Existen tres dominios clave que se entrelazan:
- Actividades y proyectos fundamentales artístico-culturales y expresiones individuales de “creatividad común”, en especial aquellos relacionados con temas locales de sustentabilidad medioambiental y de relaciones entre el hombre y la naturaleza.
- Mecanismos de planificación de políticas que apoyen esta actividad e integren la cultura al desarrollo social y a las políticas, planes y programas de sustentabilidad.
- Redes de aprendizaje e intercambio de conocimiento internacional que pueden fomentar la conciencia sobre estos experimentos e innovaciones, catalizar procesos de aprendizaje translocales e influenciar la gobernanza cultural internacional y los marcos de desarrollo.
La interconectividad de estos dominios debe ser enfatizada. Las prácticas artísticas y de planificación de políticas se deberían considerar en conjunto para informar sobre el sistema simbiótico in situ que se está haciendo para construir ciudades sustentables más sensibles tanto en lo cultural como en lo medioambiental.
La creación de políticas para ciudades —junto con las políticas relacionadas con la cultura— se movilizan hacia un grupo de actores más amplio que en el pasado, en donde se incorporan las instituciones gubernamentales, organizaciones y movimientos de la sociedad civil y empresas privadas. Estos procesos tienden a desarrollarse cada vez más alrededor de ideas, conocimiento(s), experiencias, recursos y habilidades que son “(des)localizados en una variedad de ámbitos y distribuidos entre diferentes actores” (Duxbury, Canto Moniz, Barca, Grigolo, Allegretti, Castela y Sgueo, 2013: 10). Se han inventado nuevas estrategias a nivel local en diversas circunstancias, situaciones en las que las formas “tradicionales” o de política cultural ya no funcionan y los gobiernos a menudo no son capaces de manejar los problemas, por lo que necesitan incorporar el conocimiento que no poseen. No obstante, estas nuevas prácticas suelen encontrarse en un primer estadio y pueden entrar en conflicto con métodos más establecidos.
En este contexto, es importante no minimizar el rol potencial de las situaciones que ocurren en otros lados para poder informar e inspirar a la acción local, incluido el potencial que nuestras propias acciones puede tener para influenciar a otras. Las situaciones y participantes “locales” se encuentran conectados de varias maneras a través de redes siempre ubicuas, extendiéndose y aprendiendo con otros a nivel internacional e interactuando en “una emergente política de relacionalidad” (Delfin, 2012: 239).
La tarea de enfrentar temas de sustentabilidad se basa en los problemas del mundo real y debe adoptar “una pluralidad de enfoques y perspectivas”, así como también “múltiples interpretaciones y prácticas” (Sneddon, Howarth y Norgaard, 2006: 254). Para poder insertar la cultura de manera más amplia en procesos y estrategias de sustentabilidad urbana se necesitan demostraciones concretas y experimentaciones transversales con varios roles de prácticas y enfoques artístico-culturales. A continuación algunos ejemplos.
Pasos siguientes: algunos ejemplos
Bogotá, Colombia: Parque Mirador de los Nevados
El Parque Mirador de los Nevados es un parque ecológico metropolitano ubicado cerca del centro de Bogotá que pertenece a la Reserva Indígena Muisca. Las seis hectáreas de parque fueron creadas en 2002 como un intento de dar reconocimiento a la cultura indígena Muisca y a sus esfuerzos por sobrevivir frente a la colonización y urbanización de Bogotá durante el último siglo; asimismo, consistió en un proyecto de recuperación de herencia cultural para contribuir a abordar las tensiones sociales y problemas de la zona.
La herencia cultural del parque y su función social fue reconocida como uno de los elementos más significativos que contribuyeron al bienestar y la calidad de vida de la comunidad local, además de ser una base para la economía sustentable y el desarrollo medioambiental. Urbanistas, diseñadores y promotores del parque trabajaron con los líderes de la comunidad para decidir la manera de proteger la herencia cultural muisca y a la vez restaurar la zona que había sido degradada en términos medioambientales. Las creencias muiscas sobre la naturaleza guiaron la construcción del parque. Los elementos más importantes del diseño y la composición del espacio, como los árboles y la fauna, fueron determinados por la cosmología muisca.
Debido a su valor histórico, cultural, medioambiental y escénico, el Mirador de los Nevados se ha convertido en un ícono del espacio público de la ciudad. Para el año 2010, el parque ha sido utilizado como un espacio en donde se han llevado a cabo procesos participativos sociales, culturales y educacionales albergando a más de 240.000 personas. El Parque Mirador de los Nevados ha sido el escenario de actividades como los juegos Turmequé, bailes andinos, bailes tradicionales, conciertos de música tradicional, ferias de trueque, deportes, mingas y celebraciones indígenas. También ha sido, entre otros procesos, un lugar para reuniones multiculturales y soluciones de conflictos sociales por medio de procesos de reconciliación e intercambio cultural. El parque se ha convertido en una plataforma para la conservación del medioambiente y educación ciudadana a través de una enseñanza medioambiental informal que se ofrece por medio del programa “Aula Ambiental”. Este programa, desarrollado en conjunto por científicos y expertos en temas indígenas, tiene como fin empoderar a los ciudadanos para que intervengan y promuevan las acciones sociales para el mejoramiento de su calidad de vida y las condiciones medioambientales de su territorio.
El Parque Mirador de los Nevados es un ejemplo de cómo un proyecto de renovación urbana para la preservación de la herencia cultural puede comenzar con las necesidades socioculturales y la representación de una comunidad en específico, para luego transformarse en algo tangible por medio de procesos sensibles en la materialización del “espíritu del lugar”. Para más información ver Hong y Ferero (2013).
Liubliana, Eslovenia: Teatro Bunker y Barrio Tabor
En un proyecto que buscaba métodos por medio de los cuales el arte y la cultura pudieran enfrentar problemas económicos y sociales. La compañía de teatro Bunker produjo una serie de proyectos a pequeña escala en los que intentaba resolver los desafíos locales con la ayuda de contenido cultural y el fortalecimiento de la identidad del distrito local.
Junto con el colectivo artístico ProstoRož, se organizaron en el distrito cuatro interpretaciones —Una mirada por el camino, En busca del jardín perdido, Una mirada desde afuera y Semilla silvestre— que intentaban reconocer los conflictos emergentes y los problemas locales, así como también identificar y discutir alternativas para resolverlos desde perspectivas diferentes. Para promover paradigmas y valores alternativos para el desarrollo, se invitó a participar a expertos nacionales e internacionales en modelos innovadores de intercambio no monetario y economía solidaria para guiar a los participantes a replantear temas como el rol del consumidor en los procesos de producción, el rol de las áreas verdes como espacios públicos y las formas en que se perciben los espacios para vivir
A través de los proyectos “Más allá del sitio de construcción” y “Parque Tabor”, el teatro Bunker abordó la transformación de los deteriorados espacios públicos del distrito Tabor y, junto con ProstoRož y Kud Obrat, crearon nuevos espacios que incitaron a la colaboración entre la gente en un contexto sociocultural más amplio. Los residentes locales participaron en la transformación y embellecimiento de su barrio y discutieron temas que les interesaban, tanto sobre proyectos como ubicación. La regeneración de las áreas degradadas se logró en un período relativamente corto por medio de actividades culturales (y otras), lo cual respondió a las necesidades de tener más actividades comunales y de contenido no comercial en el sector.
En una pequeña área verde del Parque Tabor que los vecinos no utilizaban, pues se percibía como peligrosa, 48 organizaciones e individuos produjeron 455 eventos en 131 días. Sin embargo, ningún proyecto movilizó a tantos residentes locales e inspiró la participación de tantos voluntarios y esfuerzos conjuntos como “Más allá del sitio de construcción”.
Una vez que se obtuvo un permiso oficial para el uso temporal del terreno de parte de la Municipalidad de Liubliana, un terreno de construcción inactivo se transformó en una zona de jardinería comunitaria colectiva; la primera de este tipo en Eslovenia. Kud Obrat coordinó las actividades en el lugar y los residentes locales trabajaron una cantidad incontable de horas para transformar el espacio a partir de 2009. Las autoridades municipales junto con otras entidades han reconocido hoy la importancia de este tipo de enfoque para resolver problemas en las zonas urbanas y de este modo han emergido iniciativas similares en otros distritos de Liubliana y Eslovenia.
Bunker utilizó las actividades artísticas y culturales para conectar a diferentes grupos de interés local (culturales y otros) con el fin de mejorar la calidad de vida y entregarle una identidad cultural al distrito de Tabor. Su meta era la participación y la inclusión, así como también el diseño de métodos exitosos para escoger e implementar soluciones a los problemas locales. Por medio de numerosas colaboraciones entre diferentes organizaciones e individuos, la experimentación realizada por medio de una variada gama de actividades ha provocado la aparición de un espacio físico y simbólico que ha entregado una nueva identidad (cultural) a un territorio existente. Para más información ver Abeledo Sanchis (2013).
Nueva Delhi, India, Khõj International Artists’ Association – In Context: Public.Art.Ecology
Khõj es un centro artístico ubicado en Nueva Delhi que promueve el cambio alentando a que los artistas y la audiencia se involucren en preocupaciones vitales como la ecología, la sustentabilidad y la participación de la comunidad. En el año 2010, la organización lanzó su programa Public.Art.Ecology (Público.Arte.Ecología) para “interrogar ecologías múltiples” y presentar proyectos en espacios específicos en diferentes partes de la India. Hasta el día de hoy las actividades han involucrado a numerosas colaboraciones comunitarias y artísticas que han incluido exposiciones, representaciones, discusiones públicas, artistas y críticos en residencia y la plantación de 1.000 robles en toda India. Las actividades han tratado una amplia gama de temas entre los que se incluyen políticas y ecología de alimentos, ecología en las carreteras, la ansiedad relacionada con el paradigma de desarrollo infraestructural, conocimiento local y mitologías sobre varias ecologías (por ejemplo, flora, fauna, remedios caseros, historias y folclor), cambios de estilo de vida, reflexiones sobre el ser como consumidor, ecologías y herencia amenazadas y procesos de reclamación de tierras (todos los documentos se encuentran en el sitio web de Khõj).
La naturaleza continua de este programa permite que se interroguen y entrelacen una gran cantidad de temas, e incorporen una variedad de intervenciones en espacios específicos a lo largo del tiempo. Esta serie de colaboraciones e intervenciones artísticas, a escala local y nacional, involucra a una creciente comunidad de artistas y otros participantes, además de mantener la promesa de informar y catalizar los intereses públicos, atención y acción sobre asuntos de sustentabilidad importantes. Para más información ver http://www.khojworkshop.org/.
Auckland, Nueva Zelanda: Proyecto Fluid City – El Agua en la Ciudad Sustentable
Debido a la necesidad crítica de una educación pública generalizada y conciencia social sobre los recursos del medioambiente dentro del área metropolitana, el proyecto fluid city (ciudad líquida) apareció como una colaboración artística-científica-educativa que trata el tema del agua en Auckland, Nueva Zelanda. Durante el año que duró el proyecto (2012-2013) se realizó una serie de instalaciones y representaciones urbanas operadas con elementos animados sobre las dimensiones materiales, técnicas, sociales, culturales, espirituales y económicas del agua y los canales. El proyecto fue parte de una gran iniciativa de investigación interdisciplinaria de la Universidad de Auckland, llamada Transforming Cities: Innovations for Sustainable Futures (La transformación de las ciudades: innovaciones para futuros sustentables), que apoyó una investigación interdisciplinaria innovadora para expandir temas como “imaginar y desarrollar mecanismos e intervenciones para la sustentabilidad”. Dentro del mundo académico, este proyecto dio la oportunidad a profesionales creativos para colaborar investigando nuevas formas que reflejen futuros urbanos medioambientalmente sustentables, culturalmente innovadores y económicamente viables.
El proyecto fluid city entrelazó el conocimiento científico con los métodos artísticos para evocar, provocar y acelerar nuevas maneras de ver, interpretar y detectar los conocimientos asociados al agua. Llevó la investigación a los espacios públicos con el fin de permitir que estas instancias hablaran y crearan un escenario consciente para pensar y sentir la ciudad de una forma diferente. Al adoptar el elemento sorpresa y crear espacios para las historias personales en áreas públicas animadas, compartidas y elocuentes a través de las artes, se logró la creación de nuevas experiencias, ideas y relaciones que podrían evocar potenciales respuestas emocionales y permitir el reconocimiento de que el agua es mucho más que un recurso físico o una materia prima; así, los participantes —ciudadanos dependientes del agua— comenzaron a involucrarse en una nueva relación con sus aguas urbanas. Los miembros del equipo Fluid city se encuentran ahora investigando medios para trasladar este enfoque colaborativo hacia el sistema de educación pública. Para más información ver Sˆunde y Longley (2013).
Ciudad del Cabo, Sudáfrica – Calles Abiertas de Ciudad del Cabo
El 25 de mayo de 2013 se realizó el primer Día de Calle Abierta en Lower Main, Ciudad del Cabo. Dicho evento fue la culminación de un año de trabajo y compromiso por parte del Observatory Improvement District, voluntarios energéticos provenientes de comunidades de la zona de Cape Flats y los recursos financieros de Asociación Ciudad del Cabo. En junio, un grupo de 30 residentes se reunieron para discutir la manera de hacer una red de calles abiertas que conectara e involucrara a más comunidades en la ciudad con el fin de cambiar la forma en que los residentes perciben, utilizan y experimentan las calles de Ciudad del Cabo. En agosto, dentro del marco de una conferencia organizada por Future Cape Town para explorar el concepto de “calle abierta”, se realizó una sesión que compiló todo tipo de ideas para acciones pequeñas, simples y económicas que pudieran dar fuerza a esto. Las discusiones variaron desde cómo los distintos atributos de cada barrio podrían dar vida al concepto de calle abierta de diferentes maneras (desde arte público a fiestas locales, mercados callejeros, fútbol en las calles y juegos para niños) hasta la existencia de proyectos internacionales que pudieran inspirar e informar las acciones locales. Algunas sugerencias se enfocaron en identificar las calles que no son seguras y presentar sus propias soluciones temporales. A grandes rasgos, lo que el grupo intenta es sorprender creativamente a la gente para “que piensen de manera diferente sobre las calles y los espacios públicos en general”,[3]http://openstreets.co.za/news/creating-open-city-one-street-time y, finalmente, verse como un conjunto que intenta “trabajar para diseñar y promover las calles que conllevan y generan respeto por la gente”.[4]http://www.ubmfuturecities.com/author.asp?section_id=423&doc_id=525793& En octubre, la calle Lower Main será la anfitriona del segundo Día de Calles Abiertas con un nuevo carácter y forma, en donde compartir será la moneda principal (inspirado por Afrikaburn).
Esta iniciativa que crece de manera activa ilustra la importancia de permitir que los ciudadanos se autoorganicen, el valor del apoyo provisto por las múltiples organizaciones que ayudan a llevar a cabo la iniciativa, el deseo de facilitar la interacción entre los ciudadanos y los sistemas de la ciudad (por ejemplo, postulaciones a permisos, cierre de calles, etc.), y la necesidad de mecanismos de apoyo flexibles a medida que las visiones y los planes evolucionan (rápidamente) en un modo enfocado a las acciones. Para más información ver http://openstreets.co.za/.
Es importante que los diversos orígenes de estos ejemplos sean notados. Mientras que el parque de Bogotá se basó en procesos de planificación de la ciudad, el teatro Bunker y los proyectos Khõj se realizaron a través de fondos internacionales y no (inicialmente) con el apoyo local. Fluid city apareció gracias a una iniciativa de investigación de una universidad, mientras que las Calles Abiertas de Ciudad del Cabo es un proyecto guiado por los ciudadanos. Esta gran variedad de vías de intervenciones críticas, independientes e imaginativas pueden contribuir significativamente al desarrollo de ciudades sustentables culturalizadas, a la vez que informan e inspiran a proyectos similares que pudieran realizarse en otros lados.
Para insertar estas estrategias dentro de un contexto de construcción de ciudades sustentables, es necesario establecer estructuras que ayuden a transmitir el mensaje y enfoques incorporados dentro de estos proyectos, con el fin de que sean vinculados con los sistemas de planificación y de toma de decisiones de los gobiernos locales y otras autoridades. Los esfuerzos locales globales, una red internacional de intercambio de conocimiento y el aprendizaje conjunto pueden abordar la naturaleza fracturada del conocimiento de este tipo de iniciativas, así como también ayudar a catalizar ideas para que se integren a las estrategias, políticas, planes y programas de desarrollo de las ciudades.
Hacia sistemas culturales de la ciudad sustentable
Pese al valor inspirativo de las imágenes de las “ciudades del futuro” de los artistas, mientras hoy en día se despliegan los multifacéticos procesos de desarrollo urbano que reflejan y construyen la “ciudad futura” o la “ciudad sustentable”, es imperativo que estos sean centrados en la gente, participativos, colaborativos, sensibles con la cultura y que promuevan las asociaciones multisectoriales. Asimismo, es imperioso que las dimensiones e implicaciones culturales de las decisiones públicas sean investigadas, consideradas e incorporadas a las muchas iniciativas que cambiarán la estructura física y el diseño de una ciudad en su esencia social y creativa.
Para culturalizar una ciudad sustentable, los artistas y otros creadores deben tener un rol crucial para vislumbrar, catalizar y permitir que los nuevos arreglos y prácticas se lleven a cabo; sin embargo, esto no es suficiente. Los sistemas culturales de la ciudad sustentable deberían promover actos de “creatividad común” e impulsar iniciativas basadas en la comunidad, así como también momentos de sorpresa, originalidad, inspiración y eventos fortuitos, los cuales pueden aparecer en cualquier lugar. Deberían reflejar las cosmologías, complejidades estéticas, diseños colectivos y procesos intrincados de la vida diaria que están enraizados históricamente en un lugar y han evolucionado con el tiempo. Así mismo, los sistemas culturales deberían guiar y adaptar de manera sensible estas prácticas para abordar el medioambiente y otros temas emergentes, además de ayudar a demostrar vías alternativas cuando sea necesario.
Si bien hay proyectos excepcionales que pueden tener un potencial transformativo, estos se deberían incluir dentro de un sistema amplio que incite y permita que se lleven a cabo. Las redes y acuerdos informales de colaboración o de difusión entre pares para lograr un bien común son un sistema prominente en este tipo de pactos. De manera más formal, el espacio para las consideraciones, perspectivas y enfoques culturales pluralistas también deberían ser integrados dentro de las estructuras de políticas de planificación de las ciudades del futuro que estamos construyendo de manera colectiva. Es a través de la construcción de sistemas colaborativos que reconozcan y movilicen explícitamente a la cultura como un agente y facilitador del desarrollo sustentable que las artes y la cultura podrían transformar las posibilidades de desarrollo y ayudar a construir ciudades del futuro culturalizadas, sustentables y enfocadas en las personas.
Para sistematizar estos enfoques, es útil considerar las seis etapas de la innovación social (Murray, Caulier-Grice y Mulligan, 2010):
- Diagnóstico – destacar problemas emergentes.
- Adopción de métodos creativos para generar ideas y propuestas.
- Diseño de prototipos e implementación de experimentos piloto para permitir que las ideas sean testeadas.
- Logro de sustentabilidad a largo plazo, puesta en práctica de parte de la rutina.
- Difusión y generalización de la innovación a gran escala.
- Producción de cambio sistemático.
En estos momentos, la inclusión de la cultura en la planificación y construcción de “ciudades del futuro” más sustentables se puede apreciar en las primeras tres etapas. El desafío ahora es llegar a las siguientes fases, proceso en el que se debe avanzar de manera local por medio de innovaciones de los sistemas de desarrollo de planificación en la ciudad, medidas colaborativas creativas y experimentos locales, además de un intercambio global de conocimientos transversales, análisis y aprendizaje conjunto.
Para finalizar, como nos recuerdan Margaret Wheatley y Deborah Frieze (2006):
El mundo no cambia a una persona a la vez. Cambia cuando se forman redes de relaciones entre la gente que comparte una causa y una visión común de lo que es posible… más que preocuparse por la masa crítica, nuestro trabajo es albergar conexiones críticas. No necesitamos convencer a un gran número de personas para que cambien; en lugar de eso, necesitamos conectarnos con almas gemelas. A través de estas relaciones desarrollaremos los nuevos conocimientos, prácticas, valor y compromisos que guían hacia el gran cambio.
Biubliografía
Abeledo Sanchis, Raúl (2013): “Cultural Organizations and Social Innovation: The Case of Bunker (Slovenia)”, en Nancy Duxbury, Gonçalo Canto Moniz y Gianluca Sgueo (eds.), Cescontexto – Debates, no. 2, 733-746. http://www.ces.uc.pt/publicacoes/cescontexto/index.php?id=8006
Chan, Howard (2010): “Museum as a Method: From Visualizing the Community to Social Curating”, en Nao Hayashi Denis (ed.), Community-Based Approach to Museum Development in Asia and the Pacific for Culture and Sustainable Development. Paris: UNESCO, 131-143.
Delfin, Mauricio (2012): “The Promise of Cultural Networks in Latin America: Towards a Research Framework for the Study of Region-specific Cultural Network Ecosystems”. Cultural Trends, 21(3), 239-248.
Duxbury, Nancy, (2013): “Introduction”, en Nancy Duxbury, Gonçalo Canto Moniz, and Gianluca Sgueo (eds.), Cescontexto – Debates, no. 2, “Rethinking Urban Inclusion: Spaces, Mobilizations, Interventions”, 10-14.
Hong, Liangping, and Ferero, Juliana (2013): “Recognizing Cultural Heritage for Social-cultural Sustainability: A Spirit of Place Perspective for Urban Renewal – A Case Study of the Park Mirador de los Nevados”, en Nancy Duxbury, Gonçalo Canto Moniz y Gianluca Sgueo (eds.), Cescontexto – Debates, no. 2, 696-709.
Murray, R.; Caulier-Grice, J.; Mulligan, G. (2010): The Open Book of Social Innovation. Londres: The Young Foundation and THE LAB – NESTA.
Nadarajah, M., y Yamamoto, Ann Tomoko (eds.) (2007): Urban Crisis: Culture and the Sustainability of Cities. Tokyo: United Nations University Press.
Rhisiart, Martin (2013): “Exploring the future for arts and culture organisations through scenarios and vignettes”. Futures, 50, 15-24.
Snedden, C., Howarth, R.B., y Norgaard, R.B. (2006): “Sustainable Development in a Post-Brundtland World”. Ecological Economics, 57, 253-268.
Sˆunde, Charlotte, and Longley, Alys (2013): “Fluid city / Water in the Sustainable City: An Arts‑Science‑Education Collaboration for Tãmaki Makaurau Auckland, New Zealand”, en Nancy Duxbury (ed.), Animation of Public Space through the Arts: Toward More Sustainable Communities. Coimbra: Almedina, 157-165.
United Cities and Local Governments (UCLG) (2010): Culture: Fourth Pillar of Sustainable Development. Policy Statement approved by the UCLG Executive Bureau in Mexico City. Versión traducida:http://www.uclg.org/sites/default/files/9890675313_(ES)_cultura_cuarto_pilar_desarrollo_sustentable_spa.pdf
UNESCO (2013): The Hangzhou Declaration: Placing Culture at the Heart of Sustainable Development Policies. Adopted in Hangzhou, People’s Republic of China, on May 17, 2013. http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/HQ/CLT/pdf/final_hangzhou_declaration_spanish.pdf
Wheatley, Margaret, y Frieze, Deborah (2006): “Using Emergence to Take Social Innovation to Scale”, at the Leadership Learning Community website: http://www.leadershiplearning.org/system/files/Using+emergence+to+take+social+innovations+to+scale.pdf
Nancy Duxbury.[5]Centro de Estudos Sociais, Universidade de Coimbra, Portugal duxbury@ces.uc.pt
In this period of “planetary urbanism”, it is alarming to see that artistic images of the future city are frequently dystopic, machine-dominated constructions that tend to erase the presence of people and social interaction from their scope.[6]See, for example, many of the collections of ‘art of future cities’ found on the Internet, such as: http://www.hongkiat.com/blog/cities-of-future-artworks/ In contrast, we observe the rising importance of building “people-friendly cities” in which collaborative social processes, diverse knowledge and perspectives, and citizen participation in city planning are central and highly valued. In this latter vision, grassroots organizations, networks and multi-sector partnerships constitute key building blocks for decision-making, taking action and ongoing monitoring and stewardship. And within this purview, new narratives and means of collaboration – new forms of sociability, exchange, cooperation, bonding and joint endeavors – serve to stimulate experiments and innovate new pathways to interlink the socio-cultural, economic, environmental and other dimensions of cities.
Cities are strategic terrains where the multiple dynamics of globalization and technology are highly concentrated and where creative responses and innovations to these global dynamics are made legible in concrete, localized forms. Cities are thus central to the political-economic and socio-cultural knowledge systems, decisions and actions that must evolve to collectively address our unsustainable patterns of human relations with the planet and each other. The challenge of the future city is to re-think the city, our way of being, and how we design and enact new models, solutions and possibilities. This is simultaneously a local and global issue.
Today, a wide range of “future city” research and design projects, consultancies and collections of crowd-sourced ideas are focusing on ground-level ways to build the future city and improve daily lives through imaginative alternatives to current urban challenges. Through networks of these actors, local actions on the spaces and practices of daily life are propelled by powerful imaginaries that others around the world are engaged in the same or aligned struggles, and opportunities are created for translocal learning, sparking new ideas and local adaptations.
While art and culture tend to be found on the margins of debate among futurists, they are often highlighted in these information contexts focusing on concrete actions and social change, as a means to re-think our relations with our urban environment or as tangible projects that change our ways of living together. Experiences internationally have shown how artistic and socio-cultural activities have transformative power to build and change the meanings of the city, relations with the urban territory and connections with each other. Cultural artifacts, activities and narratives can recover, create and embody the symbolic resources and “marginalized wisdom” (Chan 2010) that individuals need to navigate the world around them and potentially become change agents for more sustainable living and urban development practices. However, culture’s place within contemporary urbanization processes to build more sustainable cities is not yet widely understood and thus insufficiently recognized.
The Rise of Culture in Sustainability
Over the last decade, the role of culture in sustainable development has emerged as a multifaceted topic of interest across a range of research disciplines, with parallel attention in many policy and urban planning contexts. Scholarly attention to the role of culture in sustainability has been gaining momentum, propelled by multidisciplinary exchanges through, for example, the Asian research project “The Kanazawa Initiative” (2000-2002) and the European COST Action on “Investigating Cultural Sustainability” (2011-2015).[7]Website: http://www.culturalsustainability.eu Many scholars are calling for a renewed perspective on sustainability that recognizes social relations, practices and cultural meanings as heterogeneously entangled with the environment, thus opening up thinking about sustainability to the ideas and practices through which nature is experienced, used and understood, and also to the development of a “cultural theory of sustainable urbanization” (Nadarajah and Yamamoto 2007: 11). Scholarly research and thinking about culture-nature relations, environmental art, and aesthetics of sustainability and the environment form essential building blocks to conceptualizing culture-environment links. However, strategies to link this work to policy and planning frameworks are still unclear.
Within policy and planning spheres, a call for a ‘cultural lens’ and the rise of a ‘four-pillar’ model of sustainability with four interconnected dimensions – environmental responsibility, economic health, social equity, and cultural vitality – are found in urban policy and planning documents in many countries. The rise of this emergent model of sustainability has been informed by UNESCO’s statements on the contributions of cultural diversity to sustainable development, the recovery of historical and culture-specific approaches and worldviews, and local-level community development trends. The topic is now present in political contexts internationally through such initiatives as the United Cities and Local Governments (UCLG) 2010 policy statement “Culture: Fourth Pillar of Sustainable Development” and The Hangzhou Declaration: “Placing Culture at the Heart of Sustainable Development Policies” (UNESCO 2013).
In these contexts, the relation between culture and sustainable development is generally approached in two ways: first, through the development of the cultural sector itself (that is, heritage, the arts, cultural industries, crafts, etc.) and a solid cultural policy, highlighting culture as a driver of sustainable development; and, secondly, through advocating that a cultural dimension be present in “all public policies, particularly those related to education, the economy, science, communication, environment, social cohesion, urban planning, and international cooperation”, highlighting culture as an enabler of sustainable development (UCLG 2010: 2). Looking at urban sustainability through a cultural lens contributes to diversifying the perspectives applied to collective issues and to developing a renewed, meaningful engagement with our dynamically changing world and the environments within which we live.
This confluence of actors and initiatives makes the inclusion of culture in discourse around sustainability a paradigm-shift-in-process, one still in the process of elaboration. Operationally, it is being advanced through a wide range of diverse, grassroots and experimental initiatives, many rooted in a pervasive and heightened concern for public participation.
Culturalizing Sustainable Cities
Amidst growing concern about the need to go beyond “creative city” intercity competition and to invent strategies to involve artistic-cultural actors in fostering more sustainable cities, a wide range of experimental initiatives can be observed in both policy/planning and cultural spheres. However, knowledge about these efforts is diffuse and largely unconnected. For example, under a national initiative to develop Integrated Community Sustainability Plans, many local governments in Canada have sought approaches to incorporate culture into sustainability policy/planning; however, the contours of these local frameworks are only now being comprehensively examined. The UCLG and Mexico City will soon launch an award to recognize cultural policies that have best contributed to sustainable development internationally, but a comprehensive directory of these efforts is not yet available. Artistic practices aimed at bringing environmental issues to the public’s attention or using the arts to improve the environment are growing, but knowledge about them is highly fractured. Artistic efforts to address issues of social sustainability also offer valuable insights but are rarely brought together with these environment-focused initiatives.
How can artistic-cultural practices be embedded within the planning and development of more sustainable future cities? Three interlinked domains appear to be key:
- Artistic-cultural grassroots activities and projects and individual expressions of “ordinary creativity”, especially those related to local environmental/sustainability issues and human-nature relations;
- Policy/planning mechanisms supporting this activity and integrating culture into city development and sustainability policies, plans and programmes; and
- International knowledge sharing and learning networks that can foster awareness of these experiments and innovations, catalyze translocal learning processes, and influence international cultural governance and development frameworks.
The interconnectedness of these domains must be emphasized. Artistic and policy/planning practices should be considered conjointly to inform the design of symbiotic in situ systems of arrangements to build more culturally and environmentally sensitive sustainable cities.
Policy-making for cities —and policy related to culture— now mobilizes a broader cast of actors than in the past, incorporating government institutions, civil society organizations and movements, and private enterprises. More and more, these processes tend to be developed around ideas, knowledge(s), experiences, resources and capacities that are “(dis)located across an array of arenas and distributed among different actors” (Duxbury, Canto Moniz, Barca, Grigolo, Allegretti, Castella y Sgueo, 2013: 10). New approaches are being invented locally in diverse circumstances, situations in which “traditional” forms of social or cultural policy are not working anymore, and local governments are often not able to manage the issues and need to incorporate knowledge they do not have. However, these new practices are often in their infancy and may be in tension with more established methods.
In this context, it is important not to underplay the potential role of situations elsewhere to inform and inspire local action, including the potential for one’s own actions to influence others. “Local” situations and players are connected in various ways through ever-ubiquitous networks, reaching out, learning with others internationally and interacting in “an emerging politics of relationality” (Delfin 2012: 239).
The task of addressing issues of sustainability is rooted in real world problems and must embrace “a plurality of approaches and perspectives” and “multiple interpretations and practices” (Sneddon, Howarth y Norgaard, 2006: 254). To embed culture more widely in urban sustainability processes and approaches, we need knowledge about concrete demonstrations and cross-sectoral experimentation with various roles for artistic-cultural practices and approaches. Toward this end, a few examples are profiled here.
Steps Forward: Some Examples
Bogotá, Colombia: Parque Mirador de los Nevados
Parque Mirador de los Nevados is a metropolitan ecological park located near the downtown Bogotá and belongs to the Muisca Indigenous Reservation Area. The six-hectare park was created in 2002 as an attempt to give recognition to the Muisca indigenous culture and its efforts to survive in the face of colonization and urbanization in Bogotá during the last century, and as a cultural heritage recuperation project to contribute to addressing the social tensions and problems of the area.
The park’s cultural heritage and social function was recognized as one of the main elements to contribute to the well-being and quality of life of the local community, and also a base for sustainable economic and environmental development. Planners, designers and promoters of the park’s development worked with community leaders to decide how to protect Muisca cultural heritage and restore the formerly environmentally degraded area. Muisca beliefs about nature guided the construction of the park. The main elements of the design and composition of the space, such as trees and fauna, were determined by Muisca cosmology.
Because of its historical, cultural, environmental and scenic values, the Mirador de los Nevados has become an icon of the public space of the city. By 2010, the park had served as a space for social, cultural and educational participatory processes for more than 240,000 people. Mirador de los Nevados has been the setting for activities such as Turmequé games, Andean dances, traditional dances, concerts of traditional music, bartering, indigenous sports, mingas, and indigenous week celebrations. It has also become a place for multicultural meetings and resolution of social conflicts through reconciliation processes and intercultural interchange, among other processes. And the park has become a platform for environmental conservation and education of citizens through non-formal environmental education offered through the programme “Environmental Classrooms”. This programme, developed by scientists jointly with indigenous expertise, aims to empower citizens and make them able to intervene and promote social actions to improve their quality of life and the environmental conditions of their territory.
Parque Mirador de los Nevados is an example of how an urban renewal project for cultural heritage preservation can begin with the socio-cultural needs and representation of a specific community, and then make it tangible through a sensitive process of the materialization of the “spirit of place”. For more information, see Hong and Ferero (2013).
Ljubljana, Slovenia: Bunker theatre and the Tabor neighbourhood
Within a project to find methods through which art and culture could tackle economic and social problems, Bunker (a theatre company) produced a series of small-scale projects that aimed to resolve local challenges with the help of cultural content and strengthen the identity of the local quarter.
Four urban interpretation routes —A Look by the Way, In Search of the Lost Garden, A Look from the Outside, and Wild Seed— organized in the local quarter (with the prostoRozˆ artistic collective) aimed to recognize emerging conflicts and local problems and to identify and discuss alternatives to solve them from different perspectives. Promoting alternative paradigms and values for development, national and international experts in innovative models of non-monetary exchange and solidarity economy were invited to participate, guiding participants to rethink issues such as the role of the consumer in production processes, the role of green areas as public spaces and the ways in which living spaces are perceived.
Through the projects “Beyond the Construction Site” and “Park Tabor”, Bunker tackled the transformation of deteriorated public spaces in the Tabor district and created (with ProstoRozˆ and Kud Obrat) new spaces that encourage collaboration between people in a broad socio-cultural context. Local residents took part in the transformation and beautification of their neighbourhood and discussed issues that interested them in both locations/projects. The regeneration of the degraded areas through cultural (and other) activities was achieved in a relatively short period, answering needs for more communal activities and non-commercial content in the quarter.
In Park Tabor, a small green area that was not used by neighbours because it was perceived as dangerous, 48 organizations and individuals produced 455 events in 131 days. But no other project mobilized so many local residents and inspired so much volunteer participation and joint efforts as “Beyond the Construction Site.” Once an official permit for temporary land use was obtained from the Ljubljana Municipality, a dormant construction site was transformed into a collective community gardening area— the first of its kind in Slovenia. Kud Obrat coordinated activities at the site and local residents spent countless hours of work transforming the space from 2009 on. Municipal authorities and other local decision-making structures have now acknowledged the importance of this kind of problem-solving approach in urban areas and similar initiatives are emerging in other districts in Ljubljana and Slovenia.
Bunker used cultural and artistic activities to connect different local stakeholders (cultural and others) in order to enhance the quality of life and provide the Tabor quarter with a cultural identity. Its goals were participation and inclusiveness as well as the design of successful methods for choosing and implementing envisaged solutions to local problems. Through numerous collaborations between different organizations and individuals, experimentation conducted through a range of activities has led to the emergence of a physical and symbolic spacex providing a new (cultural) identity for the existing territory. For more information, see Abeledo Sanchis (2013).
New Delhi, India: Khõj International Artists’ Association – In Context: Public.Art.Ecology
Khõj is an artist centre in New Delhi that facilitates change by encouraging artists and audiences to engage with vital concerns such as ecology, sustainability and community participation. In 2010, the organization launched its Public.Art.Ecology programme to “interrogate multiple ecologies” and present site-specific projects in different parts of India. Activities to date have involved numerous artistic and community collaborations and included exhibitions, performances, public discussions, artists-in-residence, critics-in-residence, and the planting of 1000 oak trees across India. The activities have addressed a wide range of themes including food ecologies and politics, ecologies of the highways, anxieties related to the infrastructural development paradigm, local knowledge and mythologies about various ecologies (e.g., the flora, fauna, home remedies, stories and folklores), changing lifestyles, reflections on the self as consumer, threatened ecologies and heritage, and land reclamation processes. (All documented on the Khõj website.)
The ongoing nature of this programme allows for a wide range of issues to be interrogated and interlayered and incorporates a variety of site-specific interventions over time. Such a series of artistic collaborations and interventions, on a local and national scale, engages an ever-growing community of artists and other participants, and holds promise to inform and catalyze public interest, attention, and action on important sustainability issues. For more information, see: http://www.khojworkshop.org/.
Auckland, New Zealand: The fluid city project – Water in the Sustainable City
Rooted in the critical need for widespread public education and social awareness of environmental resources within the local metropolitan area, the fluid city project was an arts-science-education collaboration on water issues in Auckland, New Zealand. During the one-year project (2012-13), a series of urban installation/performance works animated elements of the material, technical, social, cultural, spiritual and economic dimensions of the urban waters and waterways. The project was part of a major cross-disciplinary research initiative at the University of Auckland, Transforming Cities: Innovations for Sustainable Futures,which supported novel interdisciplinary research related to broad themes, including “imagining and developing mechanisms/interventions for sustainability”. This provided an opportunity within academia for creative practitioners to collaborate in new ways through research that envisages urban futures as environmentally sustainable, culturally innovative, and economically viable.
The fluid city project interwove scientific knowledge with artistic methods to evoke, provoke and prompt new ways of seeing, interpreting and sensing understandings associated with water. It took research out to public spaces, with the aim to allow these public spaces to speak and to create conscious space for thinking and feeling the city differently. Embracing the element of surprise and creating spaces for personal stories to the articulated and shared, animating public spaces through the arts enabled the creation of new experiences, ideas and relationships that could potentially evoke emotional responses and recognition that water is far more than a physical resource or commodity, and lead participants —as “water-dependent citizens”— to engage in a new relationship with their urban waters. Members of the fluid city team are now investigating means to take this collaborative approach forward within the public education system. For more information, see Sˆunde and Longley (2013).
Cape Town, South Africa – Open Streets Cape Town
On May 25, 2013, the first Open Streets Day was held on Lower Main in Cape Town. The event was the culmination of a year of work and commitment from the Observatory Improvement District, energetic volunteers coming from Cape Flats communities and the financial resources the Cape Town Partnership. In June, a group of 30 residents met to discuss how to make a network of Open Streets that would connect and involve more communities in the city and change how residents perceive, use and experience streets in Cape Town. By August, within a conference organized by Future Cape Town to explore the concept of an “Open City”, a brainstorming session compiled ideas for small, simple and economic actions that could build momentum for Open Streets. Discussions ranged from how the distinct traits in each neighbourhood could bring the concept of Open Streets alive in different ways (from public art to block parties, street markets and street football games for kids) to the existence of projects internationally that could inspire and inform local actions. Some suggestions focused on identifying streets that are not safe and to come up with their own temporary solutions. Overall, the group aims to creatively surprise people to “get them to think differently about street and public space more generally”[8]http://openstreets.co.za/news/creating-open-city-one-street-time and, ultimately, sees itself as “working to design and promote streets which embed and generate respect for people”.[9]http://www.ubmfuturecities.com/author.asp?section_id=423&doc_id=525793& In October, Lower Main road will host the second Open Streets Day with new character and form, where sharing will become the main currency (inspired by Afrikaburn).
This actively growing initiative illustrates the importance of enabling citizens to self-organize, the value of the support provided by multiple organizations to advance the initiative, the desirability of facilitating citizens’ interaction with city systems (e.g. for grant applications, street closures etc.), and the need for flexible support mechanisms as visions and plans (quickly) evolve in an action-focused mode. For more information, see http://openstreets.co.za/.
The diverse origins of these examples should be noted. While the Bogotá park initiative was rooted in city planning processes, the Bunker and Khõj projects were realized through international funders, not (initially) local support. Fluid city arose through a university research initiative, and Cape Town Open Streets is a citizen-driven initiative. Such diverse streams of critical, independent and imaginative interventions can meaningfully contribute toward the development of more culturalized sustainable cities, and inform and inspire similar types of projects elsewhere.
To enroot such approaches within sustainable city building, structures should be established to help enable the messages and approaches incorporated within these projects to be linked to the planning and decision-making systems of local governments and other authorities. Overarching local efforts, an international knowledge-sharing and co-learning network could address the fractured nature of the knowledge about these types of initiatives and help catalyze ideas for integrating them into city-development strategies, policies, plans and programmes.
Toward Cultural Systems of the Sustainable City
Notwithstanding the inspirational value of artists’ “future cities” images, as the multifaceted urban development processes to envision and build the “future city” or the “sustainable city” unfold today, it is imperative that they are people-centred, participatory, collaborative, culturally sensitive and promote multi-sector partnerships. It is also imperative that the cultural dimensions and implications of public decisions are investigated, considered and incorporated into the many initiatives that will change the physical fabric and design of a city and its social and creative lifeblood.
To culturalize the sustainable city, artists and other creators should play key roles in envisioning, catalyzing and enacting new arrangements and practices. However, this is not enough. Cultural systems of the sustainable city should encourage acts of “ordinary creativity” and bottom-up community-based initiatives, as well as moments of surprise, originality, inspiration and serendipity, which may emerge from anywhere. They should reflect the cosmologies, aesthetic complexities, collective designs and intricate processes of daily life that are historically rooted in a place and have evolved over time. They should be able to sensitively guide and adapt such practices to address emerging environmental and other issues, and help demonstrate, when necessary, alternative pathways.
While one-off projects can have transformative potential, they should be embedded within broader systems that encourage and enable their occurrence. Informal peer-to-peer and collaborative networks and arrangements toward common goods figure prominently in these systems of arrangements. More formally, space for pluralistic cultural considerations, perspectives and approaches should also be integrated within the policy/planning structures of the future cities we are collectively building. It is through constructing collaborative systems of arrangements that explicitly acknowledge and mobilize culture as a driver and enabler of sustainable development that the arts and culture may transform the possibilities of development and help construct culturalized, people-focused and sustainable future cities.
To systematize these approaches, the six stages of social innovation (Murray, Caulier-Grice and Mulligan 2010) are useful to consider:
- Diagnosis – highlighting emerging problems
- Fostering creative methods to generate ideas and proposals
- Designing prototypes and implementing pilot experiments enabling ideas to be tested
- Achieving sustainability in the long term, making practice part of the routine
- Disseminating and generalizing large-scale innovation
- Causing systematic change
At this point in time, the inclusion of culture in the planning and building of more sustainable “future cities” exists within the first three stages. The challenge now is to climb the remaining stages, a process to be advanced locally through innovations in city planning/development systems, creative collaborative arrangements and local experiments, and globally through trans-local knowledge sharing, analysis and co-learning.
In closing, as Margaret Wheatley and Deborah Frieze (2006) remind us, the world doesn’t change one person at a time. It changes when networks of relationships form among people who share a common cause and vision of what is possible… Rather than worry about critical mass, our work is to foster critical connections. We don’t need to convince large numbers of people to change; instead, we need to connect with kindred spirits. Through these relationships, we will develop the new knowledges, practices, courage and commitment that lead to broad-based change.
Bibliography
Abeledo Sanchis, Raúl (2013): “Cultural Organizations and Social Innovation: The Case of Bunker (Slovenia)”, in Nancy Duxbury, Gonçalo Canto Moniz and Gianluca Sgueo (eds.), Cescontexto: Rethinking Urban Inclusion: Spaces, Mobilizations, Interventions, Debates, n° 2, June 2013, 733-746 http://www.ces.uc.pt/publicacoes/cescontexto/ficheiros/cescontexto_debates_ii.pdf
Chan, Howard (2010): “Museum as a Method: From Visualizing the Community to Social Curating”, in Nao Hayashi Denis (ed.), Community-Based Approach to Museum Development in Asia and the Pacific for Culture and Sustainable Development, Paris, UNESCO, 131-143.
Delfin, Mauricio (2012): “The Promise of Cultural Networks in Latin America: Towards a Research Framework for the Study of Region-specific Cultural Network Ecosystems”, Cultural Trends, vol. 21, n° 3, September 2012, 239-248.
Duxbury, Nancy, (2013): “Introduction”, in Nancy Duxbury, Gonçalo Canto Moniz, and Gianluca Sgueo (eds.), Cescontexto: Rethinking Urban Inclusion: Spaces, Mobilizations, Interventions, Debates, n° 2, June 2013, 10-14 http://www.ces.uc.pt/publicacoes/cescontexto/ficheiros/cescontexto_debates_ii.pdf
Hong, Liangping and Juliana Ferero (2013): “Recognizing Cultural Heritage for Social-cultural Sustainability: A Spirit of Place Perspective for Urban Renewal – A Case Study of the Park Mirador de los Nevados”, in Nancy Duxbury, Gonçalo Canto Moniz and Gianluca Sgueo (eds.), Cescontexto: Rethinking Urban Inclusion: Spaces, Mobilizations, Interventions, Debates, n° 2, June 2013, 696-709 http://www.ces.uc.pt/publicacoes/cescontexto/ficheiros/cescontexto_debates_ii.pdf
Murray, R.; J. Caulier-Grice and G. Mulligan, (2010): The Open Book of Social Innovation, London, The Young Foundation and THE LAB – NESTA.
Nadarajah, M., and Ann Tomoko Yamamoto (eds.) (2007): Urban Crisis: Culture and the Sustainability of Cities, Tokyo, United Nations University Press.
Rhisiart, Martin (2013): “Exploring the Future for Arts and Culture Organizations through Scenarios and Vignettes”, Futures, n° 50, 15-24.
Snedden, C.; R.B. Howarth and R.B. Norgaard (2006): “Sustainable Development in a Post-Brundtland World”, Ecological Economics, 57, 253-268.
Sˆunde, Charlotte and Alys Longley (2013): “Fluid City/Water in the Sustainable City: An Arts Science Education Collaboration for Tãmaki Makaurau Auckland, New Zealand”, in Nancy Duxbury (ed.), Animation of Public Space through the Arts: Toward More Sustainable Communities, Coimbra, Almedina, 157-165.
United Cities and Local Governments (UCLG) (2010): Culture: Fourth Pillar of Sustainable Development, Policy Statement approved by the UCLG Executive Bureau in Mexico City, in website The Global Network of Cities Local and Regional Goverments http://www.uclg.org/sites/default/files/9890675406_%28EN%29_culture_fourth_pillar_sustainable_development_eng_0.pdf
UNESCO (2013): The Hangzhou Declaration: Placing Culture at the Heart of Sustainable Development Policies. Adopted in Hangzhou, People’s Republic of China, on May 17, 2013, in website UNESCO http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/HQ/CLT/pdf/final_hangzhou_declaration_english.pdf
Wheatley, Margaret and Deborah Frieze (2006): “Using Emergence to Take Social Innovation to Scale”, in website Leadership Learning Community: http://www.leadershiplearning.org/system/files/Using+emergence+to+take+social+innovations+to+scale.pdf.
Nancy Duxbury[10]Centre for Social Studies, University of Coimbra, Portugal, duxbury@ces.uc.pt
Translated by Christopher Clarke.
↑1 | Ver, por ejemplo, muchas de las colecciones de “arte de ciudades del futuro” que se encuentran en internet como: http://www.hongkiat.com/blog/cities-of-future-artworks/. |
---|---|
↑2 | Sitio web: http://www.culturalsustainability.eu |
↑3 | http://openstreets.co.za/news/creating-open-city-one-street-time |
↑4 | http://www.ubmfuturecities.com/author.asp?section_id=423&doc_id=525793& |
↑5 | Centro de Estudos Sociais, Universidade de Coimbra, Portugal duxbury@ces.uc.pt |
↑6 | See, for example, many of the collections of ‘art of future cities’ found on the Internet, such as: http://www.hongkiat.com/blog/cities-of-future-artworks/ |
↑7 | Website: http://www.culturalsustainability.eu |
↑8 | http://openstreets.co.za/news/creating-open-city-one-street-time |
↑9 | http://www.ubmfuturecities.com/author.asp?section_id=423&doc_id=525793& |
↑10 | Centre for Social Studies, University of Coimbra, Portugal, duxbury@ces.uc.pt |