La próxima publicación, “Cuenta Satélite de Cultura de Chile: evolución del componente económico del sector cultural entre 2007 y 2010”, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes busca ser un aporte a la comprensión y dimensión del valor económico de la cultura a nivel nacional.
Esta mirada complementaria y alternativa a la cultura, sector que hasta hace pocos años se visualizaba como aislado de lineamientos económicos tradicionales, es resultado de tendencias internacionales, que han visto en la producción y consumo cultural elementos que pueden ser analizados también bajo un prisma económico. Este nivel de análisis ha buscado en definitiva complementar y validar lineamientos estratégicos de apoyo al sector.
En Chile, la temática se trabaja desde 1999, oportunidad en que el Convenio Andrés Bello (CAB), lideró el “Proyecto Economía y Cultura”, y en el que participaron los ministerios de cultura de Colombia, Chile, Perú, Venezuela y Ecuador. Este proyecto puede ser considerado como la base de lo que hoy es el proyecto SIC SUR, que agrupa a 10 países que participan del Mercosur Cultural y buscan mantener una línea común en estadísticas y mediciones culturales.
Lo anterior, sumado a marcos estadísticos internacionales en cultura como los realizados por la Unesco, que se han ido perfeccionando en el tiempo, permite que hoy día existan parámetros de cierta comparabilidad entre países.
La cuenta satélite toma como referencia –en cuanto a método de investigación y exposición de cifras y resultados– lo que en Chile se entiende como las cuentas nacionales, desarrolladas a nivel nacional por el Banco Central. Este informe de cuentas nacionales busca dar cuenta del movimiento económico del país, compuesto a su vez de los grandes sectores económicos que lo conforman. El sector cultural no está incluido como sector particular en el análisis de cuentas, y es así como en este caso el Consejo de la Cultura se propone la tarea de desarrollar un informe siguiendo el método del Banco Central, pero ahora para el sector cultural.
Cabe destacar que las cuentas satélites permiten una mayor flexibilidad que las cuentas nacionales en la presentación de datos, cuestión que se presenta como ventaja. Así, la cuenta satélite permite incluir análisis de carácter cualitativo que apoyan la comprensión del sector cultural y permiten visibilizarlo en torno a sus particularidades.
La cuenta satélite en cultura, próxima a ser publicada en Chile, hace referencia a 5 temáticas básicas que son incluidas en gran parte de las cuentas satélites ya existentes en países que actualmente cuentan con esta línea de investigación. Estas temáticas son primero, Aporte de la cultura al PIB, incluyendo número de empresas, caracterización de dichas empresas en torno a sus ventas y evolución en el tiempo; segundo, Empleo Cultural, incluyendo dimensión del empleo generado por empresas culturales, dimensión de los oficios creativos, que pueden o no trabajar en empresas culturales, y caracterización de oficios y empleo dependiente cultural; tercero, Comercio Exterior en Cultura, incluyendo dimensión, caracterización y lugares de origen y destino de dicho comercio; cuarto, Consumo de Hogares en Cultura, incluyendo caracterización por quintil de ingresos en cuanto a tipología de consumo y tendencias en el tiempo, y por último, Gasto de Gobierno en Cultura, que incluye tanto el presupuesto que formalmente el gobierno destina a cultura mediante instituciones especializadas, y presupuesto total, proveniente tanto desde instituciones especializadas, como desde instituciones de apoyo de carácter transversal que mantienen líneas que pueden también apoyar a proyectos de carácter cultural.
Los sectores que han sido incluidos en las mediciones de la cuenta satélite son audiovisual, que incluyen cine y video; televisión; artes escénicas, incluidos danza, teatro y circo; artes visuales; fotografía; artesanía; libro y publicaciones periódicas; música que incluye espectáculos musicales, fonografía; radio; medios informáticos; educación e investigación en cultura; arquitectura; diseño; publicidad; y patrimonio, incluidos archivos, bibliotecas, bienes y sitios patrimoniales y museos. Gran parte de estos sectores son lo que actualmente atiende el Consejo de la Cultura en función de sus fondos y programas para la ciudadanía y otros, tales como la publicidad, que han sido incluidos en función de recomendaciones y marcos estadísticos internacionales.
Para todos estos sectores creativos, y para el sector cultural en general, se espera que la cuenta satélite de cultura se transforme en un aporte a la comprensión del funcionamiento económico del sector y en base para la generación de lineamientos estratégicos que se adapten a las necesidades reales de cada uno de estos sectores.
Mantener la línea investigativa se trasforma esencial en la medida que permitirá perfeccionar temáticas para las que actualmente se mantienen brechas de información, así como monitorear la evolución del sector, y desarrollar desde la institución pública –que apoya al sector cultural– el conocimiento teórico que permita mejorar líneas de acción.