La tradición campesina de la zona centro sur del país, el sincretismo cultural representado a partir del tejido, de la música y la gastronomía, corresponden al patrimonio inmaterial de esta localidad. En ese sentido, preservar y transmitir a las nuevas generaciones las tradiciones presentes en el paisaje cultural es uno de los grandes esfuerzos de cultores de la zona. Por esta razón es que la identidad, se hace un tema crucial, como elemento distintivo que constituye y que , al contar con herramientas y voluntad, es la base que permite interactuar en una relación de retroalimentación permanente en la definición de los individuos y su comunidad.
Museo Comunitario y Centro Cultural Curarrehue
El Centro de Cultura Tradicional Curarrehue es una iniciativa que da sus primeros pasos el año 1995 en el sector de Huertos Familiares – comuna de San Pedro de la Paz, residencia de los Hernández-Gutiérrez, con el único fin de guardar, clasificar y conservar el material poético, musical, textil, medicinal, de religiosidad popular, gastronómica y artesanal, recolectado desde el año 1975 por Sylvia Gutiérrez, en la comuna de Santa Juana y en otras zonas de la región del Biobío. El 23 de Septiembre del año 2000 la I. Municipalidad de San Pedro de la Paz, le otorga la personalidad Jurídica N°161.
Esta iniciativa no hubiera sido posible sino por la coherencia, valor y respeto que tiene Sylvia Gutiérrez por la identidad, la historia, la cultura tradicional; el reconocimiento a sus antepasados y a su herencia, entregándose a mantener su funcionamiento, recuperando la memoria y el respeto en la entrega hacia la comunidad.
Sin embargo, lo que caracteriza a este espacio cultural, es la historia anterior a la constitución del Centro como tal, la cual se inició hace más de 50 años por el padre de Sylvia Gutiérrez, don Andrés Avelino Gutiérrez Venegas y su esposa Andrea del Carmen Barrales Alé. Ambos campesinos, quienes aglutinaban a los amigos en torno a las festividades tradicionales como la Cruz de Mayo, San Juan, Las Cármenes, Las Fiestas Patrias, entre otras.
Esta tradición la continuó su hija –Sylvia, alumna, discípula y compañera de maestras como Gabriela Pizarro y Patricia Chavarría– quien heredó de sus padres un terreno de 800m2 en el sector de Huertos Familiares. En este sitio se construyó una casa a la usanza colonial, patio central y construcción a su alrededor, la que mantiene hasta hoy su arquitectura original, acondicionada y re orientada a las condiciones físicas del lugar, con ampliaciones para actividades artísticas y de recreación y con una capacidad para 70 personas.
Don Celso Hernández, diseñó y construyó una multisala con el objetivo de realizar actividades relacionadas con el patrimonio material e inmaterial de la región del Biobío. En ella se montó una exposición permanente de tejidos de variadas técnicas, material entregado y enseñado por las artesanas a Sylvia Gutiérrez. Actualmente se sigue recopilando y aprendiendo nuevas técnicas, gracias a las propias artesanas y/o sus descendientes, que enseñan y entregan su material textil heredado. Desde el 2007, esta sala funciona como una sala-biblioteca y museo.
Las actividades realizadas no reciben ningún tipo de financiamiento continuo y permanente, salvo dos proyectos beneficiados por fondos concursables. La cantidad de visitas es de un promedio de 100 personas al mes, exceptuando aquellas actividades puntuales que reciben una afluencia mucho mayor.
El Centro Curarrehue, se ha convertido en un referente social dado su interés cultural, consecuencia y dedicación con el trabajo desarrollado a lo largo de los años.
La historia, la tradición, lo material e inmaterial están plasmados en cada una de las actividades que realiza Sylvia Gutiérrez Barrales junto a Celso Hernández Andana cuyo único interés es, al día de hoy, poder concretar el sueño de dejar su casa-museo en manos de una organización y/o institución que respete y fortalezca el trabajo de tantos años dedicados a perpetuar el patrimonio cultural material e inmaterial de la zona. Para ello, se ha tomado contacto con el Museo de Historia Natural de Concepción el cual, a través de su Director, ha impulsado y orientado este proceso.
A la fecha se cumplen 12 años funcionando con actividades culturales. Desde el año 2010, funciona también como museo comunitario, debido a las numerosas colecciones entregadas por vecinos y público en general que nos ha visitado.
En este número destacamos la tradición cultural campesina, su incorporación y preservación en el contexto urbano de una comunidad. El Museo Comunitario y Centro Cultural Curarrehue es un ejemplo de preservación y celebración de tradiciones folclóricas y religiosas de raíz campesina, impulsadas por la misma comunidad.
OC: ¿Qué motivó la habilitación y apertura del centro cultural y posterior museo?
R: La transformación de esta casa habitación y todo el espacio exterior al Centro Cultural y actualmente alMuseo Comunitario, tiene que ver únicamente con el compromiso de su responsable con el área de la cultura tradicional. Si bien es cierto está inserto en un espacio de ciudad moderna, la habilitación se fue dando a medida que su dueña iba desarrollando diversas iniciativas, que por opción deseaba compartir con sus vecinos y amigos. Posteriormente y al pasar los años, estos mismos vecinos fueron demandando la presencia y permanencia de las actividades vinculadas al quehacer artístico y cultural, lo que obligó – en cierta forma – a generar mayores y mejores propuestas de actividades.
La participación de la gente, en cuanto a visitar el centro y/o a participar de las actividades programadas, obligó a ampliar el espacio físico, remodelar e implementar. A esto se sumó el hecho que la comuna no contaba con una Casa de la Cultura ni con un espacio de desarrollo cultural tradicional.
OC: ¿De qué manera se financió la obra de construcción del centro cultural y cómo financian y gestionan sus actividades en la actualidad?
R: En sus inicios se recurrió al compromiso familiar de preservar la casa habitación. Posteriormente y con los años, se han ido generando diversas actividades que entregan recursos económicos que ayudan a mantener el lugar. Por ejemplo: los domingos y festivos se hacen actividades con pequeñas ferias, almuerzos y comidas campesinas. También el Centro ha sido favorecido – en dos oportunidades – con fondos públicos: un Fondart para la edición de un libro y caset. Un Fondo del Libro y la Lectura para implementar una biblioteca; un fondo de la papelera Norske Skog, para reparar techumbre de la sala dañada por el terremoto de 2010 y últimamente un fondo municipal para realizar un documental titulado “Curarrehue, cantatas y sopaipillas”. En forma permanente, contamos con los aportes de 20 socios.
Actualmente se está trabajando en la idea de generar un proyecto con la DIBAM a fin de entregar este Museo comunitario y Centro Cultural – en su administración – por cuanto no existen herederos directos de su responsable.
OC: El Museo comunitario y Centro Cultural Curarrehue, busca la difusión y preservación de las tradiciones campesinas de la región. En este sentido, ¿podrías contarnos cuáles son las áreas de la cultura tradicional campesina que rescatan y de qué forma implementan su transmisión a nuevas generaciones?
R: Las tradiciones que tienen que ver con los tejidos, se difunden a través de talleres permanentes que se dictan a la comunidad en: bolillo, malla cuadrada (en extinción), telar, crochet y bordado, además de la realización de la Feria Recordando el Saber del Ayer, la cual se ha llevado a cabo en dos oportunidades.
También se enseñan las tradiciones musicales, a través de clases de guitarra, acordeón y piano. Además, se realizan recitales de payadores, cantores a lo humano, y a lo divino; el recital “Para saber y contar y contar para cantar”, a cargo de las cantoras Mapuche, Estela Astorga, Porma de Huentelolén y Guillermina Quintupil de Concepción. Esta actividad se encuentra inserta en el Programa de rescate de nuestro patrimonio material e Inmaterial: “Hurgando en nuestras raíces” del Centro de Cultura Tradicional Curarrehue.
Las tradiciones de arte culinario, de la cocina campesina, se transmiten a grupos de alumnos de escuelas municipales quienes concurren a aprender algo de cocina chilena.
En cuanto a la religiosidad popular, hay una dedicación exclusiva de dos días para la festividad de la Cruz de Mayo. El día 1° de mayo se realiza la tradicional salida a buscar copihues, con familias completas. Al regreso se comparte un almuerzo familiar, luego la Cruz se limpia, las ramas secas se queman, se viste nuevamente la Cruz, con ramas y copihues frescos, se reza el Santo Rosario con rezadoras campesinas. Desde hace tres años una jovencita, Camila Escobar, aprendió a rezar y es parte del ritual; se confeccionan los faroles, se adorna la carretela de donde sale la Cruz de Mayo y se recorre un sector de Huertos Familiares. La cruz madre dio origen a una cruz pequeña solicitada por Martín Vidal de 9 años que acompaña la procesión hasta su casa, donde sus padres la reciben bailando una cueca para luego colocarla en la puerta de entrada a la casa familiar.
Además, hace dos años que se realiza un encuentro de payadores que cantan a lo divino (primera quincena de diciembre) y el canto a lo humano (primera quincena de marzo). Por más de 3 años el día 23 de Diciembre se invita a la comunidad a cantar villancicos al niño Dios, donde también se comparte dulces y bebidas de la tradición.
Recientemente se realizó el primer encuentro de payadoras de las provincia, con las jóvenes poetas populares, Miriam Arancibia de Codegua, Daniela Sepúlveda de Romeral, Soledad Menares de Alhué e Ingrid Ortega de San Pedro de la Paz.
Agradecemos la información proporcionada por Sylvia Gutiérrez Barrales, Directora y Presidenta del Museo Comunitario y Centro Cultural Curarrehue, por su tiempo y dedicación en la entrega de información reseñada en este número.