Introducción – Juan Pablo López

La magnitud de los aportes de la maestra Margot Loyola Palacios a la cultura chilena es incuestionable. La riqueza de su vida artística; el tesón y curiosidad que marcaron sus incansables viajes por el territorio nacional buscando prácticas populares que, de otro modo, habrían caído en el olvido; la rigurosidad con la que encaró su labor académica; y la generosidad que tuvo para quienes querían tener una palabra con ella, son las marcas sobresalientes de una mujer que dejó una impresión duradera en quienes tuvieron la fortuna de conocerla y una huella indeleble en la cultura chilena.

La Academia Nacional de Cultura Tradicional Margot Loyola Palacios, hoy ocupada en promover la investigación, formación y desarrollo vinculados al ámbito de la cultura tradicional y popular, fue idea de la propia maestra, quien nos encomendó su creación para preservar el acervo de conocimientos y experiencias que había reunido a lo largo su acontecida vida. Tal como Margot nos dijo un día, a Osvaldo Cádiz, su marido y a mí, sentados en la mesa de su comedor, “necesitamos proyectar el trabajo que hemos acumulado durante toda una vida, pues sería mezquino llevarnos esto, y yo estoy apurada en devolverle al pueblo lo que el pueblo nos ha entregado”.

La maestra además señaló que: “Si ha de ser una organización, debe ser dando sentido a lo que Osvaldo Cádiz y yo hemos referido en nuestras vidas, en la importancia de la cultura tradicional”. Un pie forzado, qué duda cabe, pero uno que facilitó la composición de una entidad privada que lleva su nombre y que vincula la investigación, desarrollo y difusión de las expresiones culturales, en sus más diversas aristas. Inspirada por ese aliento, y luego de innumerables esfuerzos, nace oficialmente el año 2009 la Academia Nacional de Cultura Tradicional Margot Loyola Palacios. 

El centenario de Margot Loyola es una oportunidad única para darle a la maestra el sitial que merece en la cultura chilena. Proyectar su legado es una tarea primordial, que no recae únicamente en la Academia; también es un compromiso que el Estado de Chile debe adquirir con una de sus más grandes figuras artísticas y culturales, y generar las acciones que hagan eco de su trabajo en la defensa permanente de las expresiones que nos representan como chilenos.

Asimismo, promover políticas públicas en torno a la importancia de la cultura tradicional identitaria y popular de Chile. Tenemos la convicción que Margot Loyola Palacios es patrimonio de Chile, sin apellidos, ni favoritismos. No olvidarlo es nuestra responsabilidad. Queremos que en este centenario reine el espíritu que Margot puso en cada de uno de sus trabajos, que animó su relación con cada persona que convivió, compartió, enseñó y aprendió de esta gran mujer. No existe reemplazo alguno o alguien comparable a Margot Loyola, como tampoco apropiación de parte de una institución o persona de su legado, pues es patrimonio de Chile para el mundo, como la mujer más chilena de las chilenas. Es precisamente aquello, que en cada fuero interno, —de todos quienes le conocieron en lo artístico o personal—, lo que se debe atesorar como un regalo inconmensurable, sin mezquindades y con la generosidad que demanda un pueblo como Chile.

Quisiéramos que el legado de la maestra de Chile aportara a los procesos de construcción de identidad y pertenencia, de respeto de la diversidad y valoración de las expresiones culturales, en todas sus formas. Hoy, Chile tiene una oportunidad inmejorable, en la figura de esta gran mujer que amó tanto a nuestra patria, de reconocerse, celebrar y conmemorar, pues, a decir verdad, somos todos los chilenos quienes estamos de centenario. 

Esperamos que el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio dignifique y honre en el nombre de Margot a tantas y tantos maestras y maestros de Chile, que construyen identidad y nos representan desde el anonimato, sin grandes aspavientos, pero con gran amor a esta patria, dando contenido al desarrollo de expresiones artísticas con base en la cultura tradicional, y con políticas públicas coherentes y con sentido de pertenencia, para el mejor desarrollo humano de nuestro país. 

 

Juan Pablo López Aranda.
Director Ejecutivo
Academia Nacional de Cultura Tradicional
Margot Loyola Palacios