Antonella Estévez Baeza – Magíster en Artes con mención en Teoría e Historia del Arte, Universidad de Chile
Estas primeras décadas del siglo XXI han sido en términos cuantitativos las más productivas de la historia cinematográfica chilena. En ese contexto de alta producción, hay un grupo de largometrajes de ficción que han llamado la atención de la crítica y los festivales internacionales, aunque no lograron masivo reconocimiento de parte del público. ¿Podría identificarse —o al menos caracterizarse— una estética común a un grupo de películas realizadas en Chile a principios del siglo XXI? De ser así, ¿cuál sería el concepto que permite este tipo de construcción formal, al tiempo que es capaz de desarrollar un contenido en estos filmes? ¿Existen características específicas de estos filmes que les diferencian del resto de la producción nacional? La melancolía cinematográfica aparece como concepto unificador que explica una propuesta temática y formal que responde no sólo a la inquietud artística de un grupo de cineastas sino al contexto histórico, social y cultural de estas películas. De allí su valor como expresión de época que hace visible aquello que no se puede nombrar. Si coincidimos que, como toda obra cultural, el cine no puede sino hablarnos de la sociedad que lo produce y que la experiencia cinematográfica es aquella en donde el espectador completa los significados propuestos en la obra, podemos explicarnos este grupo de películas como resultado del Chile reciente, con sus luces y sombras, con sus deudas y logros.