“Nemesio Antúnez de Chile”, describió Pablo Neruda, “tiene el alma llena de cosas sutiles, de patria cristalina. Es delicado en sus motivos, porque en el campo chileno se teje fino, se canta fino, se amasa tierra fina; al mismo tiempo, está espolvoreado por el polen y la nieve de una primavera torrencial del amanecer andino. Transparente y profundo, aquí presento al pintor predilecto de mi país”.
Es uno de nuestros más importantes poetas, celebrando a uno de nuestros artistas visuales más relevantes. En el centenario de Nemesio Antúnez, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio quiso hacer lo propio para conmemorar y relevar los aportes y la obra de un artista cuyo trabajo no solo se circunscribió a sus creaciones, sino que fue mucho más allá. Lo hacemos, por supuesto, sin el talento poético de su amigo Neruda, pero sí buscando acercar su figura a nuestros ciudadanos y ciudadanas, tal como él trató, durante gran parte de su carrera, de abrir las artes a la mayor cantidad de público posible.
Por eso, este número de la revista Observatorio Cultural, está dedicado a su figura, invitando a diferentes académicos y autores a reflexionar en torno a su obra y legado, rescatando el aporte que realizó a las artes visuales de nuestro país, justo cuando se cumplen 100 años desde su nacimiento.
Una de las misiones fundamentales de esta nueva institucionalidad es mejorar el acceso y la participación de los chilenos y chilenas a las distintas expresiones culturales de nuestro país. Es el objetivo principal que nos ha planteado el programa de gobierno del presidente Sebastián Piñera, y lo llevamos a cabo con diferentes iniciativas a lo largo de este año, para que la cultura deje de ser un privilegio y pase a ser un derecho de todos.
Esa también era una convicción que permeaba profundamente el trabajo que Nemesio Antúnez realizó, y es un elemento que le da aún más sentido a conmemorar su figura este año. Un espíritu que fue más aparente durante sus periodos como director del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) y en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) y, por supuesto, cuando condujo su programa televisivo Ojo con el arte. Pero, lo cierto, es que estaba presente en todo su quehacer.
Así, por ejemplo, el mismo Nemesio Antúnez escribió sobre el Taller 99 que él fundó: “Esta matriz original hecha por el artista, creación original del artista, se multiplica en la edición por cinco, treinta, cincuenta o doscientos grabados originales que llegan a un numeroso público y, por lo tanto, su precio es mucho menor que un óleo u otra pieza única. Cada grabado es un original múltiple. Así, el grabado es la más democrática de las formas artísticas, es la mejor forma de difundir las imágenes de un artista”.
Otro gesto que demostró su profundo compromiso con la democratización del arte fue cuando, en 1963, trasladó la colección del MAC, que él dirigía, a un edificio ubicado en la población San Gregorio, para poner a disposición de un público que generalmente no asistía a exposiciones, las piezas de su museo. Una acción inédita en ese momento que, aunque fue recibido con cierto escepticismo por ciertos círculos, resultó ser un éxito.
El programa Ojo con el arte, que realizó durante dos periodos, primero en Canal 13 y luego en TVN, llevó su intención de abrir las artes visuales al público masivo, de lograr que las personas no las sintieran ajenas, sino que las hicieran propias, a su máxima expresión. Basta ver la imagen de su primer episodio, con Nemesio Antúnez de pie en las escaleras del MNBA, invitando, a voz en cuello, a la gente a visitarlo, como para comprender su misión e intenciones. La masividad de la televisión abierta todavía no tiene paralelo a la hora de comunicar un mensaje, y Nemesio Antúnez puso todo ese potencial al servicio de acercar el arte, en todas sus encarnaciones, a la audiencia que lo sintonizaba cada semana.
Pero esa no fue su única contribución. Nemesio Antúnez también relevó el valor del arte popular y de la mayor envergadura que se podría obtener en la mezcla de lo más tradicional, o clásico, con las vertientes venidas de la tradición del pueblo. Esto se refleja, por ejemplo, en sus retratos de la labor de las loceras de Quinchamalí, particularmente, en su precioso mural en el centro de Santiago.
Para el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio es fundamental poder reconocer a artistas consagrados que han contribuido a enriquecer la cultura de nuestro país. Está en nuestros compromisos de gobierno y es parte de nuestras convicciones. Mucho más cuando ese aporte no solo lo han hecho en el ámbito de la creación, sino que se ha extendido a otras esferas. Al relevar la figura de Nemesio Antúnez, nuevamente podemos preguntarnos por el lugar de las artes visuales en nuestra sociedad y cómo poder trabajar para que estén al alcance y sean apreciadas cada vez por más ciudadanos. Su poder de emocionarnos e interpelarnos no puede ser sobredimensionado, pero es necesario entregar las herramientas para que esa conexión con el público pueda hacerse realidad.
La celebración de este centenario es un intento por abrir una ventana a esa posibilidad, gracias a los distintos eventos que formarán parte de la conmemoración, como la exposición en el MAC y el MNBA, el cuaderno pedagógico que publicamos y con esta revista, que esperamos dé una nueva perspectiva a un artista tan admirable.
Consuelo Valdés Chadwick
Ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio