Danza contemporánea en Chile: con los pies en la tierra. Avances, dificultades y tareas pendientes

Paulina Zapata Contreras – Periodismo, Universidad de Chile

La última década del siglo XX en nuestro país se caracterizó por un fuerte impulso y apertura de la sociedad hacia el mundo de la cultura. Tras 27 años de oficio silencioso artistas y creadores vieron en la llegada de la democracia la oportunidad de reinstalar su trabajo en la cotidianidad de la gente. Este clima de efervescencia cultural cobró especial importancia para la danza contemporánea, una de las disciplinas más perjudicadas con el régimen militar. El cierre de las escuelas, la salida de los maestros al extranjero y la imposibilidad de desarrollo de quienes se quedaron terminaron por hacer desaparecer del quehacer nacional una de las vanguardias más importantes de los últimos tiempos. Sin embargo, esta disciplina logró sobrevivir a la precariedad en que se vio sumida y a mediados de la década del 80 comenzó a despertar una generación que en los 90 se convirtió en el soporte de un movimiento que recordó a la sociedad que existe algo más que el ballet de cámara y el folclore.