Alain Palacios – Ingeniería Comercial, Universidad de Chile
Una de las industrias culturales más importantes en el mundo es, sin duda, la industria cinematográfica, debido principalmente al volumen de recursos que puede llegar a generar como por su característica de bien cultural, el cual posee varias externalidades positivas en su consumo y difusión.
En este sentido, en nuestro país se han presentado varios cambios dentro de esta industria en los últimos años, tanto en la oferta como en la demanda. Entendiéndose que por el lado de la oferta ha crecido el número de salas de cine y la exhibición de películas tanto extranjeras como nacionales, y por la demanda, la asistencia de público ha aumentado, y la asistencia por habitante alcanza niveles importantes.
Dentro de la economía y estrechamente relacionada con ella, la cultura se ha convertido en centro de atención y de investigación, con lo cual, hace varios años, se ha estado desarrollando cada vez con mayor fuerza e interés una nueva área dentro de la denominada ciencia económica, nos referimos a la Economía de la Cultura.
Esta nueva disciplina ha realizado bastantes contribuciones a la relación que hasta hace poco era muy cuestionable entre la economía y la cultura, en este sentido, la Economía de la Cultura ha llevado a cabo relevantes investigaciones en torno al comportamiento económico de las industrias culturales.