La educación patrimonial, entendida como un proceso educativo permanente, sistemático, multidisciplinar y multidireccional, es un ámbito clave para una gestión institucional, social y sostenible del patrimonio cultural. Esto, en la medida que facilita los procesos de activación, interpretación, valoración, conservación, salvaguardia y difusión del patrimonio cultural, tanto en contextos educativos formales como no formales. En este sentido, constituye una herramienta clave para la gestión integral del patrimonio, ya que contribuye a la construcción de identidades culturales, a la pertenencia social y territorial de las personas y comunidades como sujetos de derecho; promoviendo el reconocimiento de las memorias, tradiciones, saberes y resignificaciones; así como el respeto a la diversidad y el vínculo con el entorno.